3 de agosto de 2011

De nacionalizados y naturalizados

Foto: Reuters
Ha habido un poco de polémica con la nacionalización de Ikea por decreto ministerial (se dice que a Pepinho Blanco le dijeron que habíamos nacionalizado a un armario y, claro, asociación de ideas...). Que si tal, que si pascual, que si es negro, que si...

Pamplinas.

En el caso concreto de Ikea, es un tío que ha dicho por activa y por pasiva que quiere devolver a este país todo lo que le ha dado. Cuando tiene vacaciones, se viene a Manresa. Habla español. Se siente español, sin por eso olvidar sus raíces. Un tío culto, que habla varios idiomas, que es educado y humilde. Y encima le ponemos pegas porque es moreno. ¡Anda, que...! 

Fíjate tú que no veo tanto compromiso a Mirotic. Cuando habla de su país se refiere a Montenegro. Cuando tiene vacaciones se va... a Montenegro. Lo veo como más racional, menos pasional... A pesar de que es un jugadorazo. Ojalá me equivoque, pero este se va a la NBA y no le vemos más el pelo.

Si nos retrotraemos en el tiempo, tenemos un largo historial de nacionalizados y naturalizados que lo han dado todo por la camiseta española. Y que, al terminar su carrera deportiva, se han quedado en su país de adopción. También tenemos casos como los barcelonistas Norman y Carmichael, meros mercenarios del baloncesto que se aprovecharon de la coyuntura para engordar su cuenta corriente y si te he visto no me acuerdo.

Recordemos lo bueno. Recordemos lo que hicieron para hacer progresar el baloncesto en este país. Sepamos agradecer los servicios prestados y el orgullo de ser español, a pesar de no haber nacido aquí.

Es de bien nacidos nombrar a Brabender (190 veces internacional), Luyk (150 veces internacional), Jimbo De la Cruz (argentino naturalizado español), Chicho Sibilio (dominicano de origen), Chechu Biriukov (ruso, de madre española), Mike Smith (que no dejó de ir a la selección aún en los años más oscuros de la década de los noventa), Johnny Rogers (aunque los Juegos de Sidney le pillaron en la cuesta abajo de su carrera), Chuck Kornegay (al que los emergentes Gasol, Garbajosa y Reyes impidieron ir alguna vez más convocado). 

No es una deshonra convocar jugadores nacionalizados. Sobre todo si, como el amigo Serge Ibaka, sienten los colores como propios.

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