2 de noviembre de 2015

Una vida con la Selección - Eurobasket ´99

El Mundobasket de Grecia de 1998 había servido para forjar el carácter del Combinado Nacional, el llamado espíritu de Atenas, consistente en una aguerrida defensa, no dar un balón por perdido y encomendarse en ataque al talento de Alberto Herreros (a la postre, máximo anotador de la cita mundialista). 

Al año siguiente, 1999, se celebraba el Eurobasket en Francia y España se encomendó a ese mismo espíritu de Atenas. Como veremos, los altibajos emocionales fueron de consideración. 

El formato del camponato consistía en dieciséis selecciones participantes, divididas en cuatro grupos de cuatro equipos de los cuales los tres primeros se clasificaban para la siguiente fase. Los dos grupos de seis selecciones resultantes eliminaban a dos equipos cada uno para dar comienzo a la fase de cruces.

El grupo A (Yugoslavia, Francia, Israel y Macedonia) no dio sorpresa alguna. Los plavi no dieron opción a los locales y los israelitas vencieron en el choque decisivo a una luchadora Macedonia que mereció una mejor suerte. 

El grupo C fue muy igualado. Quitando a la eliminada Bosnia, el resto de selecciones empataron con un balance de 2-1 y el basket average decidió el orden final (Turquía, Italia, Croacia). 

Lo mismo ocurrió en el grupo D, que dejó fuera a ¡Grecia! y clasificó a checos, alemanes (ya con Nowitzki) y lituanos.

España quedó encuadrada en el grupo B con eslovenos, húngaros y rusos. En principio la clasificación era fácil, pues solo había que ganar a los magiares. A partir de ahí, ganar algún partido más que llevarse al grupo de clasificación. 

Los Reyes, familia de gladiadores

Rusia marcaba claramente intenciones desde el inicio (+21 frente a Eslovenia) mientras que España tuvo que remontar un -9 al descanso anotando un total de 57 puntos en la segunda parte (25 de Herreros, 17 de De Miguel y 14 de De la fuente; 14 rebotes de Alfonso Reyes). Era una premonición de lo que iba a pasar a partir de entonces. En la segunda jornada los eslovenos no dieron opción. Los 29 puntos de Herreros fueron inútiles ante los 27 de un joven Smodis que fue una pesadilla durante todo el partido. Al final, 85-75 para los eslovenos. Las cosas se ponían de color gris, pero el equipo rebotó y venció a los rusos por 72-69 (Herreros, 20 puntos, fue el único que superó la decena en nuestra Selección). Esa victoria, junto a la de los rusos ante los eslovenos en la primera jornada, otorgó a los nuestros la segunda plaza del grupo. 

Los grupos  C y D se unieron para formar el grupo F. Allí saltó la sorpresa: el potente equipo croata quedó eliminado al perder con Lituania (-16) y Alemania (-17), siendo capaces de vencer solo al otro equipo eliminado (+22 a los checos). La victoria germana otorgó el cuarto puesto, el tercero fue para los turcos, el segundo para los italianos y el primero para Lituania, que calentaba motores (+16 ante los croatas, +26 a los turcos y +12 ante los transalpinos). 

España inauguró la segunda fase ante Francia con una dolorosa derrota (57-74) en una segunda parte para olvidar. Herreros anotó solo 6 puntos y Dueñas (15+8) y Angulo (10) fueron los únicos que dieron la cara en un equipo totalmente desarbolado. 

La segunda jornada no fue mucho mejor. Como se esperaba, Yugoslavia pasó por encima de los nuestros (63-77) que de nuevo se venían abajo en la segunda parte. La cosa quedaba asi pendiente de una tercera jornada en la que dependíamos de otros resultados. La historia es bien conocida por parte de todos los aficionados al baloncesto: España hizo su parte al vencer a Israel (88-74, con cinco jugadores entre los 12 y los 19 puntos), pero hacía falta una victoria de Francia, ya clasificada, ante los eslovenos. Al descanso Francia perdía 28-38 y todo parecía indicar que nos íbamos para casa. Los jugadores ya estaban haciendo las maletas y el fracaso ondeaba en todos los ánimos, pero los franceses dieron una lección de deportividad y remontaron el partido. Para ellos fue el segundo puesto y para nosotros el cuarto. Los plavi fueron primeros y los rusos, terceros.

Nos habíamos clasificado, pero el regalo era jugarse el cruce de cuartos de final ante Lituania. Vamos, que las cosas parecían bastante finiquitadas aunque se tuviera la oportunidad de llegar hasta el quinto lugar. Pero el baloncesto es un juego de sorpresas: un inconmensurable Herreros (28) y la sublime defensa de Iñaki De Miguel ante Sabonis (3 puntos, 3 rebotes, 5 faltas en 16 minutos) cambió totalmente el panorama. El último tiro de Jasikevicius, a la desesperada, no encontró la red. España se clasificaba para las semifinales de un Eurobasket en el que estuvo a punto de irse dos días atrás. El rival, Francia, que había sufrido para vencer a Turquía (66-63).

La otra semifinal enfrentó a transalpinos y plavi. Los primeros dieron la gran sorpresa del campeonato (71-62, 37-23 al descanso) en un partido muy gris del juego interior yugoslavo (Divac, Tarlac, Tomasevic...). Y España, lejos de mostrarse agradecida, eliminó a Francia apoyada en un tremendo partido de Herreros (29 puntos en 40 minutos), De Miguel (14), Reyes (10 + 9) y Dueñas (8 rebotes). El techo sería la misma final, a la que el equipo llegó desfondado y en la que no pudo hacer frente a un equipo italiano de gran calidad.  

Lisboa, un inicio dorado


La plata final supo a oro, visto cómo habían pintado las cosas apenas unos días antes. Además, la clasificacion para los JJOO de Sidney 2000 volvían a reconciliar a la afición con el baloncesto tras el desastre de Barcelona y la no clasificación para Atlanta. Además, pocos días después, unos chavales imberbes y con mucho acné se proclamarían campeones del mundo de su categoría en Lisboa.  Esos JJOO de Sidney serían un paréntesis antes de su irrupción en la Selección Absoluta y los tres lustros dorados que ahora vivimos. Pero esa es otra historia.