9 de septiembre de 2023

Decepción mundial

Al final, los temores se hicieron realidad. Vale, alguno podría decir que tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Que somos agoreros, pájaros de mal fario, cenizos, que no sabemos disfrutar del momento.

El caso es que España ha caído en la fase previa de los cuartos de final de este Mundobasket, algo que no ocurría en ninguna competición internacional desde los JJOO de Sidney 2000, año del debut de Juan Carlos Navarro y de Raül López en la absoluta y torneo previo a la irrupción gloriosa de Pau Gasol y el resto de la generación del 80, que tantos éxitos nos ha dado. 

El grupo de clasificación se saldó con victorias más que solventes ante Costa de Marfil, Irán y Brasil. Vale, no son selecciones de relumbrón, pero los triunfos fueron bastante claros y con momentos de juego brillantes. 

 

Proliferaron los artículos de sesudos analistas que han descubierto en este torneo a Santi Aldama. Se multiplicaron los parabienes a Juan Núñez, declarándole timón de la selección para los próximos diez años, por lo menos. Todo parecía ir viento en popa.

En el otro lado del cuadro, la sorpresa saltó el primer día: derrota de Francia frente a Letonia. Nos frotábamos las manos: dos partidos, frente a Canadá y Letonia, ganar uno de los dos y a cuartos de final. Hasta era conveniente quedar segundos, decían algunos, y así evitar a Estados Unidos hasta la gran final. Estaba claro: nos íbamos a comer el mundo, otra vez, y dar un bofetón en todos los morros a los cenizos antipatriotas que no se suben al carro. 

Craso error. Dos últimos cuartos terroríficos en ataque han sido suficientes para echarnos del Mundobasket y dejarnos a todos con un palmo de narices. Más doloroso el trance ante Letonia, por inesperado, que el de Canadá, que se podía ver venir. Aunque luego, visto el resto del campeonato de Letonia, se puede decir que pasaron los dos mejores equipos y que España estuvo un pasito o dos por detrás.

He dudado mucho qué título poner. Aunque considero que lo mínimo que se le puede pedir a cualquier equipo que España ponga en una competición es llegar a cuartos de final, la palabra fracaso puede ser demasiado dura. Prefiero decir que es una decepción, aunque tampoco resulta exacto, porque es algo que se podía esperar. 

 


 

No querría poner el foco en ningún nombre, pues seguramente estaría siendo injusto, pero antes de la cita pensaba que Llull no estaba para ir y que podría ser mejor llevar a Jaime Fernández. El campeonato me ha dado la razón y el rendimiento ha estado lejos de ser el esperado. Por otra parte, no entiendo por qué se lleva a Joel Parra para luego darle un puñado de minutos. 

Fuera de esto, el campeonato de España ha sido previsible y el resultado, creo, se puede resumir en tres puntos: 

  1. Las bajas de Lorenzo Brown y Ricky Rubio dejaron a la selección huérfana de una figura que fue clave en los éxitos de 2019 y 2022: un base generador de ventajas, capaz de alimentar a tipos como Willy Hernangómez y, en caso de necesidad, crearse sus propios tiros y mantener el equipo en los malos momentos hasta que algún otro se sume al carro. 
  2. Faltó un go-to-guy, un jugador que se echase el equipo a la espalda, que quisiera el balón en los momentos calientes y que fuera capaz de atemperar comportamientos y temperamentos. Está bien tener un juego coral, pero en los momentos de la verdad a veces no es suficiente y a jugadores que en sus equipos son, con suerte, tercera o cuarta opción, les cuesta ser la primera. Los jugadores que por carácter pueden ser este hombre, por edad o por otras cuestiones no están para asumir el rol de líder más que puntualmente (Rudy) o ni siquiera (Llull). Otros simplemente no han dado la talla (Willy, Juancho) o no tienen el carácter o la edad y galones necesarios (Aldama).
  3. Hay que decir que no ha sido el campeonato más brillante de Sergio Scariolo. Empezando por las decisiones más o menos discutibles de confección de plantilla hasta su falta de reacción y soluciones en los momentos complicados de los partidos de Letonia y Canadá. Ante los bálticos quizá no se notara tanto, pero contra Canadá, Jordi Fernández estuvo un paso o dos por delante de nuestro italiano favorito. 

Tras la derrota ante Canadá, las redes sociales hirvieron contra el trío arbitral. No podemos escudarnos en eso. Fue un mal arbitraje, pero lo fue para ambos equipos que casi acaban desquiciados en momentos clave de los partidos. 

La defensa, brillante por momentos, no ha sido suficiente y se ha desarmado en los momentos clave, con un acumulado de 23-54 en los últimos cuartos decisivos de ambos partidos. Demasiados puntos en contra.  

 


Una decepción al final. Dura, es verdad, porque siempre está el temor a repetir la horrenda travesía en el desierto de finales de los ochenta y la  década de los noventa, encadenando decepción tras decepción durante casi quince años. Ahora sería más dura, viniendo de donde venimos. Como comparación, Argentina ha quedad fuera del Mundobasket por primera vez en cuarenta años y de los JJOO por primera vez desde 2000. No es previsible que eso nos pase a nosotros, porque hay jugadores jóvenes que empujan con fuerza, pero lo que sí me parece es que nos va a faltar carácter ganador. 

En lo que respecta al torneo, cuando escribo resta por definir los cuatro primeros clasificados. Ha habido grandes historias (Letonia), selecciones a las que les ha faltado un punto para triunfar (Lituania, que incluso ganó a EEUU), otras que han cumplido por encima de las expectativas (Italia), y otras que han ido de más a menos (República Dominicana, Brasil, que llegaron al final con opciones de clasificación para cuartos...). Alguna que otra decepción (Finlandia, Francia, Australia),sobre todo la de Collet y sus muchachos, eliminados en la fase de grupos cuando eran candidatos unánimes a los ocho primeros.

En cuanto a jugadores top: Bogdanovic, Zagars, Schröder, Shai Gilgeous-Alexander, Rondae Hollis-Jefferson, Carlik Jones, Karl-Anthony Towns... por momentos Juan Núñez. Sigo diciendo que Doncic, a pesar de ser muy bueno, llega fundido a los partidos decisivos y se pierde en luchas estériles contra los árbitros y rivales. 

Está siendo un campeonato con partidos interesantes, algunas palizas indecentes y un nivel que, me parece, se ha igualado por abajo, faltando selecciones dominantes sin fisuras, a pesar de los grandísimos campeonatos de Alemania y Serbia, más que merecidas finalistas (aunque con un recorrido bastante más complicado para los germanos). 

Final europea en el Mundobasket. Siete selecciones europeas entre las nueve primeras (puesto final de España). Lo más parecido al balonmano en los últimos tiempos.