2 de marzo de 2015

Vaya mala racha

Estamos viviendo un goteo de defunciones de jugadores más o menos conocidos, a ambos lados del charco. Los tres en una horquilla entre los cuarenta y muchos y los cincuenta y pocos. Todos ellos ocupaban un lugar en nuestra memoria, allá por los años ochenta y noventa. 

Jerome Kersey, alero titular en Portland y compañero de equipo de Fernando Martín. Ambos eran novatos en la temporada 86/87. Nuestro Fernando volvió, mientras que Jerome vivió una carrera de más de 1.100 partidos de liga regular repartidos entre Portland, Golden State, Lakers, San Antonio, Seattle y Milwaukee, la mitad de ellos como titular. Dos finales con Portland y el título del asterisco con San Antonio son sus éxitos colectivos. 



Por su parte, Anthoy Mason vivió la época dorada de los Knicks de medidados de la década de los noventa del siglo pasado. Llegó a jugar la final contra Houston de 1994, en la que Nueva York perdería por 4-3. Charlotte, Miami (donde llegó a ser All-Star) y Milwaukee fueron los siguientes equipos de una trayectoria de más de 800 partidos. 



Christian Welp, contemporáneo de Detlef Schrempf y Uwe Blab, fue un pionero al formarse en universidades NCAA. Jugador marginal en la NBA, vivió sus mejores momentos en el Bayer Leverkusen, Olimpiacos y Alba Berlín. Una canasta suya en la prórroga de los cuartos de final del Eurobasket de 1993 fue el primer paso al único título continental de Alemania. Esa misma canasta envió a España al quinto lugar en un campeonato en el que había hecho méritos para cotas más altas. 



Descansen en paz.