28 de abril de 2013

Una vida con la Selección- Mundobasket ´86

Proseguimos con esta serie Una vida con la Selección, después de que el Eurobasket ´85 convirtiera en una frustración lo que bien pudiera haber sido una nueva final disputada. La tercera en tres años. Un éxito sin precedentes... Pero no pudo ser.

Al año siguiente, entre el 5 y el 20 de julio de 1986, se celebraría en España el Mundobasket. Como todo lo relacionado por aquel entonces en el baloncesto de nuestro país, el Campeonato sería faraónico: 24 selecciones participantes (el mayor número hasta entonces) y siete sedes. 

La competición se dividía en una primera fase, con cuatro grupos de seis selecciones cada uno. En la fase intermedia,  las tres primeras de un grupo se unirían con otras tres de otro de los grupos para jugar entre sí, arrastrándose los resultados de la primera fase. Las dos primeras selecciones de estos dos grupos se clasificarían directamente para las semifinales. 

¿Complicado? No olvidemos que eran tiempos de los grupos Par e Impar de la ACB, con aquellas interminables temporadas antes de los play-offs...

El grupo D disputó sus partidos en Tenerife. Fue dominado por los plavi, que con una diferencia media de 30 puntos se deshicieron sucesivamente de neozelandeses (+37), holandeses (+21), argentinos (+19),  canadienses (+3) y malayos (+70). Estos serían los pupas del grupo, sufriendo sucesivas palizas a añadir a la anterior: Canadá (-90), Argentina (-20), Holanda (-45) y Nueva Zelanda (-2) pasaron por encima. La cosa es que cuatro selecciones partían sobre el papel con dos partidos ganados, y con Yugoslavia y Canadá bastante por encima del resto, el partido Argentina - Holanda decidió que los sudamericanos se clasificaran.

Málaga sería la sede del grupo C, con los Estados Unidos, Italia, China, Puerto Rico, Alemania y Costa de Marfil. Las dos primeras plazas fueron para norteamericanos y transalpinos, ambos con solvencia (los USA boys derrotaron a sus rivales por una diferencia media de 19,6 puntos) a pesar del ajustado partido de los primeros contra los puertorriqueños (por aquello de la rivalidad, supongo....). Descartada Costa de Marfil, la tercera plaza vio un triple empate entre chinos, alemanes y boricuas, resuelto a favor de los primeros. Puerto Rico perdió una plaza que parecía suya en un agónico partido contra los alemanes, saldado con derrota (81-80). 

El grupo B, con sede en Ferrol, se cruzaría con el grupo de España. Un grupo con un dominador claro, la Unión Soviética (ganando todos los partidos por una diferencia media de +39,2), una comparsa definida en Angola y cuatro equipos igualados (Israel, Cuba, Australia y Uruguay). Los judíos ganaron su plaza en un último partido ganado a Cuba, lo que envió a estos a un triple empate con Australia y Uruguay, que también los clasificó. Curioso que ese resultado clasificaba a los dos equipos, mientras que la victoria de Cuba hubiera clasificado a antillanos y australianos... mmmm

España jugó sus partidos en Zaragoza, por aquel entonces hogar del CAI Zaragoza, uno de los grandes del baloncesto nacional y el mejor pabellón fuera de Madrid o Cataluña. La ilusión estaba por las nubes, pues el jugar en casa presuponía un plus suficiente para que el Equipo Nacional lograra un resultado acorde con su potencial. Era además el último campeonato internacional que Fernando Martín jugaría con la Selección, al incorporarse a Portland tras el verano (de hecho retrasó un año su aventura americana, por la presión popular y, supongo, federativa, para poder jugar el Mundobasket).

El sorteo había sido benigno con nosotros: Brasil, Grecia, Francia, Panamá y Corea del Sur. La clasificación para la siguiente fase estaba garantizada, marcándose en rojo el partido contra Brasil como EL PARTIDO que había que ganar (nadie pensaba que España perdiera con alguno de los otros rivales). Las cosas pronto se demostrarían más difíciles de lo que se pensaba. 

Francia puso las cosas difíciles el primer día, antes de claudicar 84-80. El entrenamiento ante Corea (120-73) fue el preludio del agónico partido ante Grecia (87-86) un rival que se había dado tradicionalmente mal a la Selección (y peor que se iba a dar en el futuro). Panamá sirvió como calentamiento antes de EL PARTIDO (125-70). 

Por su parte Brasil lo pasó peor: +30 ante la débil Corea; prórroga ante Panamá (+3); derrota sorprendente ante Francia (-8) y victoria solvente ante Grecia (+20).

Llegó entonces EL PARTIDO. Y todo se derrumbó como un castillo de naipes, porque nuestros jugadores no pudieron hacer nada ante los Maury, Marcel, Oscar, Gerson e Israel. Caras desencajadas, gestos histriónicos de Diaz - Miguel y un resultado (72-86) que condenaba a la Selección al FRACASO en su campeonato. Sí, quedaban todavía muchos partidos, pero nadie confiaba... Ni siquera yo, por aquel entonces...

Gerson Victalino, hoy



Oscar, eterno


La cosa quedó así: 

En el Grupo F (Oviedo): EEUU, Yugoslavia, Italia, Canadá, Argentina y China. 

Para empezar, una sorpresa, porque Argentina derrotó a Estados Unidos (74-70) y poca cosa más hasta el último día. Se enfrentaban Yugoslavia (que había ido derrotando a todo el que se ponía por delante) y los USA Boys. Quien ganara, tendría el premio de evitar a los soviéticos en semifinales. Y Oviedo vio entonces cómo un canijo de apenas 1,60 m de alto anulaba a la estrella plavi, el soberbio (en todos los sentidos) Drazen Petrovic. Yugoslavia se diluyó como un azucarillo y terminó derrotada 60-69.

Bogues, con Dios


España jugaría en Barcelona, en el grupo E. La machada para clasificarse a semifinales consistía en ganar a la Unión Soviética en la segunda jornada, tras aplastar a Israel por 94-65. No pudo ser, a pesar de mantener el marcador ajustado hasta el final (83-88). El último partido ante Cuba no servía para nada y se demostró en el resultado (78-77). Se había consumado el desastre. España quedaba fuera de semifinales en SU campeonato. 

Tras vencer a Canadá, que había ido claramente de más a menos en el campeonato, por 100 a 80, se enfrentó a Italia por el 5º puesto final de la clasificación, ganando con gran claridad (87-69) en el que iba a ser el último partido del Lagarto De la Cruz con la elástica nacional. 

La primera semifinal no tuvo historia, con los norteamericanos derrotando a los brasileños por 96-80. En cambio, la segunda nos traería algunos de los momentos míticos de este nuestro deporte. A falta de un minuto para acabar, los plavi vencían por 85 a 76 a los soviéticos. Un triple a tabla de Sabonis, seguido por otro de Tikhonenko tras robo de balón, ponía el marcador 85-82 con 41 segundos por jugar. Sucesión de faltas hasta que el pipiolo de Divac, con apenas 17 años, comete dobles (quizá también ayudado por alguna falta...). En el ataque siguiente, triple de Valters para enviar el partido a la prórroga. Con el subidón, los soviéticos ganaron 91-90 y se plantaron en la final. Recuerdo ver este partido en el salón de mi amigo Carlos y disfrutar como un enano, porque por aquel entonces yo odiaba a Petrovic...



La final fue también épica, con un Sabonis en su plenitud física y veintiún años recién cumplidos, pasando por encima de un no menos joven Robinson. Pero finalmente fueron los norteamericanos quienes se impusieron 87-85. 

El equipo campeón contaba con viejos conocidos NBA como Muggsy Bogues, Steve Kerr, Kenny Smith, Sean Elliot, Derrick McKey, Ronny Seikaly, Brian Shaw, Armen Gilliam, Charles Smith y El Almirante, David Robinson. Tommy Amaker se retiraría un año después y comenzaría una carrera como entrenador universitario que dura hasta hoy. Un equipo bastante apañado pero que no dio demasiadas muestras de su potencial. 

El plantel soviético estaba lleno de clásicos: Valters, Volkov, Tkachenko, Sokk, Belostenny, Kurtinaitis, Homicius, Tarakanov o Tikhonenko. Pero sobre todos reinaría el imperial Sabonis.

Entre los plavi, en plena renovación, veríamos a Alexander Petrovi, Dalipagic, Divac, Vrankovic, Radovanovic, Cutura o Cvjeticanin. Con el gran Drazen y alguno más que se sumaría, pronto dominarían el Mundo.

Entre los nuestros, desangelados, Solozábal, Creus, Costa, Epi, Margall, Villacampa, Arcega, Jiménez, Sibilio, Martín, Romay y De la Cruz.

El quinteto ideal del torneo: Petrovic, Oscar, Robinson, Sabonis y Tikhonenko.

El resultado de nuestra Selección vino a remarcar el declive en resultados y en juego, alejados ya del bienio mágico 1982 - 1984, que fue el techo del Equipo Nacional. Lo peor es que esto no haría sino acentuarse en los años siguientes, hasta tocar fondo. Pero la agonía iba a ser larga.

El Lagarto, Jimbo, con la elástica nacional





20 de abril de 2013

Pues vaya, se clasificaron...

Mira tú que no daba un duro por ellos. Pero resulta que van los Lakers y, sin Kobe Bryant, van y se clasifican para la post-temporada. Y no como octavo del Oeste, a lo que más iban a poder aspirar si la lógica se impusiera de vez en cuando en los deportes, sino que se clasifican como séptimo tras ganar a Houston en el último partido de la temporada regulera.

Vale que tanto los tejanos como los mormones de Utah la han ido cagando sucesivamente, partido a partido, desde hace ya varias semanas. O sea, que se lo han puesto en bandeja a los californianos, que de esta manera salvan la cara y la de D´Antoni ante el fracaso monumental que hubiera sido no clasificarse.

Un año para olvidar que todavía pueden alargar si, encima, dan la campanada y eliminan a San Antonio. Vale que esto no se le ocurre a casi nadie, pero los Spurs tampoco han acabado muy finos. Veremos si vuelve Nash y, sin Kobe, consigue un poco de inteligencia y criterio en el juego amarillo.

Y, fíjate, que va a ser Pau Gasol el que haya marcado dos triples-dobles y salvado al equipo en gran medida. Con toda la mierda que le ha caído encima...

Del resto, parece que el título tiene dueño antes de empezar. Nadie ve a Miami en otro lugar que no sea levantando la copa de campeones. Un balance de 66-16 aún con el motor al ralentí durante casi el último mes, y la 2ª mejor racha de victorias de la Historia, les avalan. 

En el Este poco van a  poder hacer Nueva York o Indiana, los posibles candidatos alternativos. Detrás de ellos, el desierto.

En el Oeste, Oklahoma y San Antonio son los favoritos. En una final NBA preferiría a los segundos, que supongo darían más guerra. Por cierto, lo de Tim Duncan no es de este mundo. Y además han fichado a Mac Grady... sangre joven, dicen...

¿Y mis Celtics? Tengo esperanzas en meterles el dedo en el ojo a los Knicks, pero por lo que he estado viendo, debo ser el único del planeta. Normal, sin jugadores interiores a ve qué hacemos. A duras penas por encima del 50% de victorias (41-40, tras cancelarse el partido contra Indiana tras los atentados del otro día) y un juego más bien triste. Veremos, no obstante. 

El revolcón va a ser de aúpa


Mi pronóstico (a ver las que doy...):

Miami 4 - Milwaukee 0
Nueva York 3 - Boston 4
Indiana 4 - Chicago 1
Brooklyn 2 - Atlanta 4

Oklahoma 4 - Houston 2
San Antonio 4 - Lakers 2
Denver 4 - Golden State 2
Clippers 2 - Memphis 4

13 de abril de 2013

El principio del fin

Os dejo el video completo de un partido que marcó historia, el principio del fin. 

Hace veinticinco años, en los JJOO de Seúl 1988, los soviéticos se impusieron a los USA boys en las simifinales del torneo (luego se alzarían con el oro tras vencer a los jovencitos yugoslavos). Arvidas Sabonis, con 23 añitos, volvía tras año y medio de inactividad, una rotura de tendón de aquiles y una polémica operación en Portland (recordemos, Guerra Fría).

Físicamente no era ni su sombra, pero la calidad desbordaba su enorme cuerpo. Tanto que humilló de nuevo a David Robinson (la primera vez fue en 1986, en la final del Mundobasket de España), pero además ganó el partido. 

Dos años después, otra selección estadounidense fue apartada de la final del Mundobasket de 1990 de Argentina, marcando el final de las selecciones amateur y comenzando la cuenta atrás para la participación de los profesionales.

Se podría decir que este partido fue la primera piedra que llevó a disfrutar del Dream Team en Barcelona.




Como nota curiosa, y un poco macabra, del cuarteto de pivotes soviéticos (Sabonis, Belostenny, Pankrashkin, Goborov), solo el primero continúa con vida.