26 de octubre de 2014

85 quilos son muchos quilos

El agente de Ricard Rubio rechaza la oferta de su equipo, Minnesota Timberwolves, de 48 quilos por cuatro años adicionales de relación. Se lo han tomado casi como una ofensa, ellos, que quieren el máximo. O sea, 85 quilos en cinco años.

En cualquiera de los dos casos, estamos hablando de una barbaridad de dinero. 

¿Seguro?

Veamos... Ricard lleva 180 partidos en tres años de profesional NBA, en los que promedia cerca de 32 minutos, 10.1 puntos, 4,1 rebotes, 8,1 asistencias y 2,3 robos. No está nada mal, en apariencia.

Pero es que el mismo Ricard lleva también un promedio de 3,3 pérdidas por partido, menos de un 37% en tiros de dos puntos, un 32% en tiros de tres puntos y un decente 80% en tiros libres.

Todo sumado nos lleva a una PER de apenas 15,4 por partido, a pesar de la luminosidad de sus números... 

Y, lo que es peor, esos números llevan estancados desde que llegó a la NBA. Vale que tuvo una grave lesión de rodilla, pero después de recuperarse ha jugado una temporada completa, marcando minimo en puntos anotados con apenas 9,5 por partido. Recordemos que es un base titular, en un equipo en el que la única superestrella era Kevin Love, para ponerlo todo en perspectiva.

Ricard Rubio, el mejor ladrón de la NBA

Es innegable que Rubio tiene mucho hype a su alrededor, pero poco a poco se le está acabando el crédito. Sus carencias en el tiro, que es incapaz de pulir (o no trabaja lo suficiente para hacerlo), le hacen sufrir demasiado en el juego en estático (vale que esto no es tan importante en NBA como en FIBA) y además sus rivales se preocupan más bien poco y le flotan con absoluto descaro. 

Es, además, un base con un promedio de asistencias / pérdidas demasiado bajo para lo que sería deseable. Pero, claro, su entorno dirá que el problema es que ve el baloncesto unos segundos antes que sus compañeros. ¡Paparruchas!

Para finalizar, es un jugador demasiado posturitas en defensa, demasiado orientado al robo. Cuando lo consigue y se lanza al contraataque, sale en el resumen de las mejores jugadas. Cuando falla, deja vendida la defensa y a sus compañeros. 

Ricard nunca ha sido santo de mi devoción. No lo he negado. Pero pagarle esa barbaridad de dineros es totalmente excesivo e insultante para otros jugadores sin tanto nombre, pero más productivos.