17 de julio de 2012

Vaya final

Manda narices la que nos ha tocado vivir (ya veis que esta es una entrada de la más rabiosa actualidad, pero como he explicado en el blog gemelo Historias de Iramar, las circunstancias no han sido las más adecuadas últimamente; así que preparaos para unos días de recapitulación...).

Pues nada, resulta que el FC Barcelona ha reeditado el título de liga. Si esto nos lo hubieran contado en octubre, a nadie habría pillado de sorpresa. Lo raro hubiera sido que no fuera así, vistos los antecedentes. 

Pero, amigo, si nos fijamos exclusivamente en la final, el Madrid tendría que haber ganado holgadamente. Un 3-0 habría sido lo más normal. ¿Qué pasó, entonces?

Primero Marcelinho metió un triple de esos que entran una vez de cada diez, siendo generosos, y que marcan el devenir de un campeonato. El Madrid tiró por la borda un partido que tenía ganado hasta bien cerca del final y que no supo cerrar, y el Barcelona respiró y sacó la cabeza del mar que lo estaba ahogando.

El segundo partido fue como el primero, pero sin el colofón tan espectacular. El Madrid controló bien e hizo lo que no había podido hacer días antes. Vuelta a Madrid con la sensación de que los blancos habían sido superiores. Lo mejor estaba, no obstante, por llegar.

Porque el tercer partido fue un paseo blanco y un martirio azulgrana. El Madrid consiguió la mayor victoria en un partido de la final y el Barcelona había sido un muñeco en sus manos. Ya nadie dudaba que era cuestión de tiempo...

Pero el cuarto partido cambió de nuevo la tendencia y el Madrid perdió con claridad en casa. Una oportunidad de cerrar la eliminatoria y una muestra de la fragilidad de su mentalidad, quizá lo peor de Laso en esta temporada.

Y es que el quinto partido fue definitorio. El Barcelona arreó bien y el Madrid aguantó, pero al final ya se veía claro que los azulgrana iban a poder renovar el título, como hicieron. Mickeal resurgió de sus cenizas, Vázquez impuso su ley y Navarro se sobrepuso a su fascitis. Demasiado para el Madrid que, sin embargo, llegó con opciones. 

El resumen, el Barcelona ganó una serie que mereció perder y el Madrid tiró por la borda una oportunidad única que mereció ganar. Y mientras tanto, las audiencias televisivas por las nubes.

Bueno para el baloncesto, en una temporada en que se renegocia el contrato televisivo. 

Enhorabuena al Barcelona y esperemos que el Madrid siga por el mismo camino. De momento, Tomic ha cambiado de colores en una decisión que traerá cola. Para mí, un error de la Casa Blanca. Ahora solo falta que Velickovic fiche por un equipo que se cruce con el Madrid y nos cruja en el momento más inesperado...