18 de marzo de 2012

100 puntacos

Hace unos días se cumplieron cincuenta años desde que un tipo negro más largo que un día sin pan metió 100 puntacos en un partido de la NBA.  El negraco era Wilt Chamberlain, que con 2,16 metros de altura y unos 130 kilos de peso era un fenómeno en ataque y en defensa. La fecha, el 2 de marzo de 1962, con Chamberlain aún sin cumplir los 26 años y durante su tercera temporada en la liga.

El partido enfrentó a los Philadelphia Warriors con los New York Knicks y no fue televisado ni emitido por radio. Apenas cuatro mil espectadores fueron testigos de la gesta en la que Chamberlain tiró 63 veces a canasta para meter 36, además de 28 tiros libres de 32 intentos (un logro, teniendo en cuenta que durante su carrera apenas anotó el 51% de los tiros libres). 



Chamberlain era un coloso en el aspecto físico, bastante más alto que cualquiera de sus rivales. Por ejemplo, su némesis en todos los sentidos (jugador defensivo, líder de equipo, ganador, nada egoísta en el juego), Bill Russell, apenas medía 2,06 metros. 

Y durante los primeros años en la liga fue de exhibición en exhibición, rompiendo todos los records de juego ofensivo, mientras que se quedaba huérfano de títulos colectivos. Solo pudo ganar dos títulos, en 1966 con los Sixers de Philadephia y en 1972 con los Lakers.

Pero si miramos a sus estadísticas, veremos cosas tan espectaculares como:
  • Más de 50 puntos por partido en la temporada 1961-62
  • Más de 40 puntos por partido en la temporada 1960-61
  • Más de 30 puntos por partido durante 9 temporadas consecutivas.
  • Más de 27 rebotes por partido en las temporadas 1959-60 y 1960-61
  • Más de ¡48! minutos de media por partido en la temporada 1961-62. Ese año jugó todos los minutos posibles, incluyendo prórrogas, excepto 8 minutos. 
  • Casi 40 tiros a canasta por partido en 1961-1962 (casi un intento por minuto)
  • 8,6 asistencias de media en 1967-68 (primero de la liga, siendo pivot)
En el conjunto de su carrera promedia 45,8 minutos por partido, 30,1 puntos, 22,9 rebotes, 4,4 asistencias... Es el mayor reboteador de la historia tanto en rebotes totales como en media de rebotes. Tiene la segunda media de anotación de la historia (sólo 3 centésimas por detras de Michael Jordan). 

Cabe preguntarse qué habría podido conseguir con un porcentaje aceptable en los tiros libres, habiendo fallado unos 5.700 durante toda su carrera.

11 de marzo de 2012

Una vida con la selección - Eurobasket ´79

El fracaso de Lieja 77 hizo que la Selección no se clasificara para el Mundobasket ´78 a celebrar en Filipinas y que vio coronarse de nuevo a Yugoslavia.

Así que ese año sabático serviría para preparar el Eurobasket de 1979 que se celebró en Italia. Esta edición marcaría el punto de inflexión en lo que parecía ser la caída libre del baloncesto español y el descubrimiento internacional de una generación, la del 59, que daría unos cuantos años de gloria y, sobre todo en sus primeros años, marcaría un hito en cuanto a vistosidad y alegría en el juego.

El campeonato contó con doce participantes. El Equipo Nacional quedaría encuadrado en el grupo B, con sede en Siena, junto a los soviéticos, búlgaros y holandeses. En el grupo A estarían belgas, griegos, italianos y checoslovacos. Por último, el grupo C lo encuadraban franceses, israelíes, yugoslavos y polacos.

La mecánica del torneo hacía pasar a los dos primeros de cada grupo a una segunda fase en la que se enfrentaban todos contra todos (con validez del resultado de grupo). Los dos primeros jugarían directamente la final, mientras el tercero y el cuarto se enfrentaban por la medalla de bronce.

España parecía abocada al segundo lugar de su grupo, pero tras vencer a Bulgaria (85-81) y arrollar a los holandeses (105-83), dio la gran sorpresa derrotando a la todopoderosa Unión Soviética con claridad (101-90). Pasaba a la siguiente fase como primera de grupo, una victoria en el zurrón y una curiosa diferencia de puntos a favor. 

En el grupo A, Checoslovaquia venció al anfitrión italiano y se hizo con la primera plaza, dejando a los transalpinos con un cero para la segunda fase. El grupo C dio la gran sorpresa del campeonato, que luego se confirmaría como algo más, pues Israel pasó como primera de grupo tras vencer a los plavi en un agónico partido en el que se jugaban todo (77-76) y dejaron con la miel en los labios a polacos y franceses, empatados con una victoria y dos derrotas.

La segunda fase, con Checoslovaquia, Italia, España, URSS, Israel y Yugoslavia, se celebró en Turín. Ahí se notó la inexperiencia del Equipo Nacional, pues compitió de tú a tú con todos los contrincantes, pero sin conseguir arrancar una victoria más. Israel (84-88), Italia (80-81), Yugoslavia (100-108) y Checoslovaquia (100-107), derrotaron sucesivamente a los nuestros, que tuvieron que conformarse con el sexto puesto final. 

A la victoria ante España, los judíos añadieron otra por la mínima a Checoslovaquia (94-93) que, añadida a la de la primera fase ante Yugoslavia -con quien terminaron empatados en la segunda fase -sirvió para enviarlos directamente a la final, contra todo pronóstico. La selección plavi quedaba apeada de la final tras tres títulos consecutivos y competiría contra Checoslovaquia por el bronce. Italia sería la gran decepción, tras quedar apeada de la lucha por los metales siendo anfitriona y tras unos años de buenos resultados. 

Por el bronce, los plavi vencieron a los checos por un ajustado 99-92. La final no tuvo historia y los soviéticos aplastaron a los israelíes, que bastante habían hecho, por 98 a 76. Nunca más llegarían tan lejos. 

La Unión Soviética contaba con figuras como Belov, Mishkin, Tkachenko, Edeshko, Eremin, Belostenny, Homicius, Tarakanov o Lopatov, con el inconfundible Gomelski en el banquillo. Muchos de estos nombres serían habituales en los enfrentamientos con España en la década de los ochenta.

Israel contó con el MVP, Miki Berkowitz (Miki, rey de Israel, cantaban los enfervorecidos hinchas del Maccabi durante sus enfrentamientos con el Real Madrid) o Moti Aroesti.

Miki, rey de Israel
 Por Yugoslavia jugaron clásicos como Cosic, Delibasic, Dalipagic, Kikanovic, Slavnic, Jerkov o Vilfan. En el banquillo un joven Petar Skansi, que había disfrutado como jugador de los primeros éxitos del baloncesto yugoslavo.

España llevó al Eurobasket un equipo formado por Brabender, Llorente, Sibilio, Margall, Flores, Romay, Santillana, Corbalán, Solozábal, De la Cruz, Iturriaga y Epi. Antonio Díaz Miguel renovó por completo el equipo, manteniendo un núcleo de jugadores veteranos y todavía con recorrido, y añadiendo a un puñado de jóvenes talentosos, a los que posteriormente se añadirían elementos como Martín o Jiménez. Con esta base se escribieron momentos de gloria del baloncesto español.

Uno de ellos sería al año siguiente, en los Juegos Olímpicos de Moscú.