30 de octubre de 2016

Una vida con la Selección: JJOO Sidney ´00

Hace demasiado tiempo que tengo abandonada esta sección de 24 segundos, así que hoy vamos a ponerle remedio, llegando al último evento baloncestístico internacional del siglo XX: los Juegos Olímpicos celebrados en Sidney (Australia). 

La Selección se había clasificado por la puerta grande, gracias al subcampeonato de Europa obtenido en Francia en 1999, a pesar de haber tenido un pie en casa al final de la primera fase. Así que nuestros doce muchachotes se fueron a la otra esquina del mundo para competir con otras once selecciones. Aunque estaba descartada la medalla, el objetivo era entrar en el cruce de cuartos de final, tratando de evitar además a Estados Unidos, que seguía siendo el coco del baloncesto mundial (aunque cada vez menos). Veremos que conseguimos cumplir una de estas dos premisas.

Las doce selecciones participantes se encuadraron, como es habitual en los Juegos, en dos grupos de seis equipos cada uno. 

El grupo A (China, EEUU, Francia, Lituania, Italia y Nueva Zelanda) no tuvo demasiado color. Los estadounidenses dominaron a plazer (+29,2 puntos de diferencia media), con una paliza de 72-119 a China para abrir boca, otra de 93-61 a la campeona de Europa, Italia, para asustar, y una tercera a los kiwis 56-102. Pero solo consiguieron un +9 con Lituania y un +8 con Francia. 

Los transalpinos hicieron valer su pírrico 50-48 ante Lituania en la primera jornada para ser segundos, dejándose ir en el último partido frente a China y condenando a los bálticos al tercer puesto. El cuarto fue para Francia, que completaba los clasificados de este grupo.

España compitió en el grupo B con Canadá, Rusia, Australia, Angola y Yugoslavia, un grupo muy complicado.

El primer día se venció a los africanos por un cómodo 64-45, aunque se percibió cierta falta de fluidez en el juego. El juego interior de Alfonso Reyes (12+15) y Dueñas (13+7) fue suficiente, con alguna aportación puntual de otros jugadores como el inmaculado 3/3 de Navarro en 8 minutos de juego.

Serían los rusos los que nos despertarían de una bofetada (63-71, con diez abajo al descanso). Solo Herreros superó la decena de puntos (13, pero 33% en el tiro) y Navarro y Raúl López se combinaron para 17 puntos totales. Pero Chikalkin parecía un jugador NBA...

¿Te acuerdas de la defensa de los españoles en Sidney? Parecías bueno y todo.


La Canadá de Steve Nash nos esperaba ahora y no dio opción (77-91, -19 al descanso) en otro partido gris de Herreros (10 puntos). A pesar de los esfuerzos de Rodrigo de la Fuente (13+6+3) y Rogers (15+5 en 30 minutos), España no dio sensación nunca de poder ganar.  

El trámite ante Yugoslavia (derrota por 65-78) hacía que nos lo jugáramos todo ante el anfitrión. Pasó lo que tenía que pasar: confirmando la fragilidad de toda la competición, se desperdició un 40-36 al descanso para caer finalmente 80-91. Herreros sí dió la talla (24) y fue bien acompañado por Rogers, Carlos Jiménez y el boquerón Rodríguez, pero fue demasiado poco para clasificarnos. 

Steve Nash llevó a Canadá al primer puesto del grupo, arrebatándoselo a los plavi en el último partido (¿jugaron realmente par ganar o se dejaron llevar y eligieron rival?). Los otros clasificados fueron Australia y Rusia, también empatados. 

En los cruces saltaron varias sorpresas. Solo EEUU hizo valer su favoritismo ante Rusia (85-70), pero Lituania se vengó de Yugoslavia (76-63, fracaso plavi), Australia venció a la rácana Italia (62-65) y Francia a Canadá (63-68). No obstante, la sorpresa más grande no saltó por un triple fallado de Jasikevicius, pues Lituania tuvo contra las cuerdas a los USA Boys y el tiro para ganar. Seria uno de los pocos que el letal Jasikevicius fallaría durante su brillante carrera. 

En la final, EEUU no daría opción a una voluntariosa Francia (85-75), aunque la final sería recordada sobre todo por el estratoférico mate de Vince Carter sobre Frederic Weiss (2,18). 


Esto es falta en ataque, hombre ya.


En resumen, la competición fue bastante pobre, destancando el fracaso de Yugoslavia, que había formado un equipazo con gente como Stojakovic, Bodiroga, Sasa Obradovic, Rebraca, Rakocevic, Scepanovic, Tomasevic, Danilovic, Tarlac o Drobnjak. El sexto puesto final fue una humillación de la que se resarcieron en años venideros. 

La nueva versión del Dream Team fue aún menos dream e incluso menos team que la precedente. Demasiado gangsta y hiphopera, con estrellas NBA de medio pelo: Carter, Ray Allen, Vin Baker, Mourning, Allan Houston, Payton, Garnett, Abdur-Rahim, Tim Hardaway, Jason Kidd, Steve Smith y Antonio McDyess. Cumplieron el objetivo, pero sin deslumbrar y mostrando una falta de respeto a los rivales rayando en la soberbia. 

La actuación de nuestros chicos fue decepcionante. Noveno puesto final, sin dar nunca la sensación de poder competir con las selecciones punteras. Un continuo quiero y no puedo de un equipo sin líder, dentro y fuera de la cancha. Ni Herreros ni Lolo Sáinz pudieron reconducir una situación que, si bien era difícil, requería esfuerzo para no dilapidar la imagen de equipo mentalmente duro forjada durante los dos años anteriores. El experimento Rogers no salió como se esperaba y la valentía de convocar a López y Navarro tampoco funcionó, diluyéndose los dos a medida que avanzaba el campeonato. 

Unos porcentajes de tiro deplorables y la debilidad en el rebote fueron decisivos para no poder ir más adelante.

Nuestros doce fueron: Angulo, De la Fuente, De Miguel,  Dueñas, Garbajosa, Herreros, Jiménez, López, Navarro, Alfonso Reyes, Nacho Rodríguez y Rogers. Lolo Sainz abandonó el equipo después de este campeonato, dejándolo en manos de Javier Imbroda. 

Y entonces dije ¿Con quién ha empatado ese Gasol? Vamos a llevarnos a Johnny,
que es el futuro de nuestro baloncesto.


No obstante, la oportunidad perdida de Sidney fue la última antes de un ciclo triunfal que todavía hoy está dando los últimos coletazos.