28 de diciembre de 2011

¡Sal de ahí, Pau!

¿Qué necesidad tienes de aguantar la que está cayendo? Con lo que tú eres y lo que representas, con lo que tienen que agradecerte el Maestro Zen (menudo papelón contra Dallas el año pasado) y Kobe La Mamba (un bocas que no se puede quitar de encima el complejo Jordan). 

Sin ti, ese equipo mediocre que eran los Lakers, todavía estarían esperando a Andrew Bynum, habrían agotado los mejores momentos de Bryant y Odom y lo más que habrían conseguido habría sido una semifinal de conferencia.

Llegaste tú: una final, dos títulos y un fiasco. Que no fue culpa tuya, por cierto. Que Nowitzki habría crujido al que se hubiera puesto por delante, como así fue hasta la final. ¿Qué narices quiere esta gente?



¿Será porque eres blanco?




¿Será porque eres europeo?

 

¿Será porque no levantas la voz?





¡Que les den!

Ten un poco de amor propio y pide el traspaso, como hizo Lamar Odom ¿Vale la pena quedarse donde no te quieren? Total, los millones los llevas al bolsillo de cualquier forma y con un poco de suerte te traspasan a un contendiente de la Conferencia Este (puestos a soñar, a mis queridos Celtics; si no, a Chicago). Ya verás qué gracia cuando los crujas en los partidos directos.

Vamos, tío. Campeón de Europa Junior, campeón del mundo Junior, campeón de la ACB, campeón y MVP de la copa del Rey, campeón del mundo y MVP, campeón de Europa (x2) y MVP, subcampeón olímpico y actor principal en uno de los mejores partidos FIBA de la Historia del Baloncesto, novato del año en la NBA, cuatro veces All-Star, jugador más determinante del basket FIBA de la última década (ni Nowitzki, ni Parker, ni gaitas), segundo mejor jugador europeo en la actualidad (si admitimos que Dirk es el más grande)... ¿Ves? Me faltan líneas para escribir todo lo que llevas a la espalda. Sólo te queda jugar en el Madrid y/o en los Celtics. Sólo te falta un poco de sangre de vez en cuando, ser más killer.

Porque, al final, son los que se ganan el respeto.

Aunque deban sus triunfos a gente como tú.

13 de diciembre de 2011

¿Qué pasa con Pau?

¿Pero qué narices está pasando con Pau Gasol? Leo las noticias y no doy crédito (como los bancos), no entiendo qué narices están haciendo los Lakers.

Fuera ya del forofismo nacional y lo que Pau representa, lo cierto es que desde su llegada en 2008 los Lakers han renacido, mal que me pese. Cierto que en la pasada postemporada el amigo Nowitzki le crujió, pero es que lo hizo con todos los que se le pusieron por delante, incluidos los tres magníficos de South Florida. 

Por mucho Chris Paul o Dwight Howard, ¿dónde creen estos iluminados que van a encontrar otro 2,15 que sea capaz de crear su propio tiro, promediar casi un 20-10 y aderezarlo con cinco asistencias y dos tapones? Y eso sin ser la primera opción del equipo, ni de lejos, que muchas veces tiene que buscarse las habichuelas como buenamente puede. ¿Y si jugaran para él alguna vez? ¿Se creen estos tíos que gente así sale de debajo de las piedras? ¿Es que acaso se van a quedar con quiero-y-no-puedo Bynum?

Pero, ojito, es que han regalado a Odom por una primera ronda de los Mavs en 2012, con suerte en los puestos finales. Vale que se quitan 8 kilos de tope salarial, pero ¿para qué? Quince puntos, nueve rebotes y cuatro asistencias regalados. Y jugando solo con la mano izquierda, oigan.

Si consiguieran a Paul y Howard, más Kobe, ¿qué quedaría después? Tierra quemada, vamos. ¿Van a venir estos dos por unos centavos? ¿Sumamos los más de 20 kilitos del tito Bryant? ¿A cuánto ascenderá la tasa de lujo?

Es penoso lo que está pasando, digo yo.

Para mondarse.

10 de diciembre de 2011

¿Por qué soy un celtic?

Veintiuna finales, diecisiete banderas.

Nos odian.

 

Bill Russell, Bob Cousy, Tom Heinsohn, John Havlicek, Dave Cowens, JoJo White, Sam Jones, Satch Sanders, Don Nelson, Dennis Johnson, Larry Bird, Kevin McHale, Robert Parish, Paul Pierce, Kevin Garnett, Ray Allen...

Por eso.

3 de diciembre de 2011

Un día como hoy

 3 de diciembre de 1989.

Un día como hoy, hace veintidós años.

El Real Madrid jugaba contra el CAI de Zaragoza. Sin embargo, el partido no se pudo disputar. La carretera se llevó a Fernando Martín Espina, el primer jugador español en jugar en la NBA, cuando apenas tenía 27 años y toda una carrera por delante.

Un físico privilegiado (nadador, balonmanista, jugador de tenis de mesa... baloncestista). Una cabeza como una roca. Confianza ilimitada en si mismo. Un adelantado a su tiempo.

Su historia es bien conocida. Cómo una tarde lluviosa hizo que los equipos de balonmano y baloncesto del colegio tuvieron que compartir pabellón. Un partido, una pachanguita. Pero ganaron los de balonmano. 

Luego, con 18 añitos, subcampeón de liga con Estudiantes (en la prehisteria, antes incluso de la ACB). Llegó la selección nacional y el Real Madrid. Un poco más tarde, en 1986, la NBA. Pero entonces no era como ahora. Entonces sólo llegaban los mejores de los mejores. Él fue el primer español y el segundo europeo (el tronco Georghi Glouchkov fue el primero).Y tuvo la personalidad de exigir que escribieran su apellido con acento, Martín. Como Dios manda.


No fue una decisión fácil. Hacerlo le costó tener que renunciar a la selección española, por ser "profesional". Hacerlo le costó chupar banquillo más de lo que estaba acostumbrado. Mucho más. Pero demostró que podía hacerlo y volvió a casa. A SU Real Madrid. Compartió equipo con Drazen Petrovic (también fue a Portland; también se lo llevó la carretera) y lo ganó todo, hasta aquel quinto partido en el que Neyro le hizo pagar todas juntas al croata y por extensión al equipo blanco. 

Drazen se fugó a Portland. Fernando se quedó. Hasta podía volver con la selección, al cambiar la arcaica norma. De hecho, su maltrecha espalda le impidió participar en la fase clasificatoria del Europeo ´91. 



Aún estaba lesionado cuando se dirigía al pabellón a ver el partido. A Fernando le gustaba la velocidad. Ya había tenido un accidente con el coche de Antonio Díaz Miguel, que quedó destrozado años antes. Algo pasó, iba demasiado rápido; perdió el control, invadió el carril contrario de la M-30 y chocó de frente con el coche que conducía Ricardo Delgado Cascales, que pudo sobrevivir aunque con graves secuelas.

Las imágenes eran terribles. Sus fotos ensangrentadas, el coche destrozado. Compañeros y rivales conmocionados por la noticia. El gran Audie Norris, con el que había mantenido duelos titánicos, se quebró como un junco delante del féretro y rompió a llorar. Muchos lo hicieron.

Fernando Martín es Historia viva de nuestro baloncesto. Sin él, ni otros como él, nuestro deporte no estaría en el lugar en el que ahora está, en lo más alto. 

Por eso se me puso la carne de gallina cuando Rudy Fernández le homenajeó en el concurso de mates de 2009, haciendo el primer mate con la camiseta histórica de Portland y el número 10 de Martín. El impresentable del locutor yanqui se preguntaba si Rudy estaría homenajeando a Ricky Martin. ¡Payaso!.



Esta entrada no es solo un homenaje a Fernando. También es para recordar a Ricardo Delgado, "el otro". La vida es injusta, somos las personas las que tenemos que enmendarlo.