7 de mayo de 2022

Space Jam 2

La Space Jam original, con Michael Jordan, fue un fenómeno social para los aficionados al baloncesto aunque como película se podría considerar bastanet mediocre y las dotes interpretativas de Su Majestad Aérea, bastante deficitarias. No obstante, la idea de volver a ver de corto a un jugador estratosférico que en aquel momento se encontraba penando por ligas menores de pelota base, bastaba para tapar todo los defectos desde un punto de vista romántico que otra cosa. 

Michael Jordan hace mucho que se retiró (de hecho, le dio para retirarse dos veces más) y nos dejó huérfanos del jugador más grande que se ha visto nunca. Llegaron algunos que intentaron ocupar su trono y, cómo no, a alguien se le pasó por la cabeza aprovechar el tirón y rodar la segunda parte. 

 

Voy a partir de la base de que Space Jam 2 es totalmente innecesaria. Me parece una película diseñada para la gloria y el bolsillo de LeBron James (como la primera lo fue de Michael Jordan) y de los productores. 

Tenemos de nuevo a los Looney Toons, un malo con el rostro de Don Cheadle (Hotel Ruanda, Vengadores) y el mundo cibernético y de los videojuegos en lugar de los alienígenas tapones de la primera. 

Como en la original, hay cameos de estrellas actuales, pero en esta ocasión hay tanto masculinas (Damian Lillard, Anthony Davis, Klay Thompson...) y femeninas (Sue Bird, Diana Taurasi...) en un intento más de integración. 

Y como centro gravitatorio de todo el sistema tenemos a LeBron James, que hace de inmediato a Michael Jordan un candidato a los premios Oscar, porque su talento interpretativo es aún menor. 

 

LBJ y Zendaya
 

La película pasa sin pena ni gloria, no me engancha sino que la dejo pasar por delante de mis ojos. A LeBron James, a pesar de ser un jugador estratosférico de baloncesto, le falta carisma y pierde continuamente en la comparación. 

A la película, por desgracia, le pasa lo mismo. Pierde en cada comparación con su predecesora, que ya no era una maravilla. 

El resultado se convierte en un par de horas perdidas de tu vida, con alguna risa que no vamos a negar (la entrada de Michael B. Jordan es apoteósica) y poco más. 

Otra cosa, se trata de una peli sensiblera y, aparte de que a mí esas cosas no me gustan, me parece que esa seniblería le hace un flaco favor a una película bastante deficiente.

1 de mayo de 2022

La familia

Los documentales de baloncesto se han puesto de moda. El último baile marcó un camino que luego ha seguido el propio Pau Gasol con Lo importante es el camino (que espero poder comentar en un futuro más o menos cercano). Entre ambos, la Federación Española de Baloncesto y Amazon trabajaron en La familia, una historia de los últimos veinte años del baloncesto español. Una historia de triunfos y alguna estremecedora derrota, pero sobre todo una historia de buen hacer (salvo alguna notoria excepción). 

Desde que en los Juegos Olímpicos de Sidney la Generación de Oro asomó con timidez la nariz, hasta el segundo Mundobasket logrado en 2019, cada verano un grupo de jugadores hizo vibrar a un país y, la mayoría de las veces, tradujo esa vibración y esa afición en éxitos en forma de títulos o, al menos, medallas. 

Más allá de los éxitos sobre la pista, innegables, están los éxitos fuera de ella en la forma de integración de los nuevos componentes que entraban en el equipo y cuerpo técnico, debido al inexorable paso del tiempo. 


 

En esos veinte años ha habido siete seleccionadores: Lolo Sáinz, Javier Imbroda, Moncho López, Pepu Hernández, Don Alejandro, Sergio Scariolo y Juan Antonio Orenga y, salvo Lolo que no tuvo la suerte de dirigir en plenitud a Pau Gasol, todos los demás tocaron metal. 

La lista de jugadores es también muy amplia, con honrosos veteranos de los tiempos oscuros como Nacho Rodríguez, Alberto Herreros o Alfonso Reyes, que se comieron marrones de diversa consideración en alguno o varios de los veranos anteriores al inicio del siglo XXI. 

Un trasiego de personas, al fin y al cabo, que pudieron dar al traste con los éxitos de un plantel de jugadores tan brillante como nunca se había visto en este país y pocas veces en Europa (Estados Unidos sería un planeta aparte). 

Por eso creo que el documental hace especial hincapié en cómo el grupo acogía a los nuevos y los integraba en una filosofía de autogestión que solo dio síntomas de agotamiento y alarmas de autodestrucción en el fracaso del Mundobasket 2014, probablemente el mayor fracaso de esta generación. 

Y Gasol destrozó a Francia
 

Como fracaso se puede considerar la falta de integración conseguida tanto con Ibaka como con Mirotic. En apariencia, al menos, pues no se logró un nivel de compromiso con estos nacionalizados que se pudiera comparar ni siquiera de lejos con los nacionales, en una época además que nos hubiera ayudado a mantener o subir el nivel de excelencia. 

Da gustirrinín repasar imágenes históricas y tener a los propios protagonistas comentando y rememorar las veces en las que el éxito o el fracaso estuvieron en el filo de la navaja: en el Mundobasket 2006 salió cara con el triple fallado de Nocioni, pero salió cruz en el Eurobasket de 2013 con el triple fallado por Calderón, a añadir a los puñales de Nowitzki en las semifinales del Eurobasket 2005 y de Teodosic en cuartos del Mundobasket 2010. 

Seguro que gustará. 

Y hay que quedarse hasta el final, para saber por qué los chicos gritaban ¡MURO! en cada corro. La historia merece la pena y es una muestra más del grado de camaradería alcanzado por este grupo de fenómenos.