27 de junio de 2017

Too much firepower

Demasiada potencia de fuego. 

Este sería, quizá, el resumen perfecto de las Finales NBA de este curso baloncestístico 2016-17 en el que los Golden State Warriors se han coronado campeones por segunda vez en tres años, con un record de 16-1 en las eliminatorias que es el mejor de la Historia NBA, por encima del 12-1 del fo´fo´fo´ de Moses Malone y del 15-1 de los Lakers. 




Y no me cabe duda de que hubiera podido ser un 16-0 a poco que se hubieran puesto las pilas en el segundo partido en Cleveland. 

113-91
132-113
118-113
116-137
129-120

No está mal. Un solo tanteo por debajo de los cien y todos los demás por encima de 110. Una diferencia abismal con la final de los Spurs de 1999 en la que no hubo un solo marcador por encima de los cien puntos. 

Así que la cosa ha tenido que ser espectacular, con un intercambio de golpes brutal hasta que uno de los dos rivales hincara la rodilla en tierra para no levantarse más. Y ese ha sido Cleveland, que evidentemente no ha podido mantener el tipo, lastrado por los malos partidos de Korver y Deron Williams, fichados precisamente para añadir potencia de fuego a un equipo que en el Este no ha tenido rival aún cuando se han dejado llevar al final de temporada y perdieron el factor cancha a favor de los Celtics (de poco les sirvió a los Orgullosos Verdes, derrotados 4-1 con Thomas lesionado). 

Especialmente castigado ha salido Kevin Love, muy lejos ya del caché que tenía cuando era de los que cortaban el bacalao en la Liga cuando estaba en los Wolves. En menor medida, Kyrie Irving, porque se ha visto superado en todo momento salvo excepciones puntuales. 

¿Y Lebron? A lo suyo, hacer historia promediando por primera vez un triple doble en una final NBA. Me cuesta todavía tragarle, pero es sin duda uno de los más grandes, a la altura de Jordan y Magic, superando a Bird. 

En el otro bando, un auténtico equipazo: Green, Thompson, Curry... y Durant. ¡Qué fácil hace el baloncesto este tío! En cuatro zancadas se planta en el campo de ataque y se calza un triple de 9 metros como quien hace una bandeja. Si ya los Warriors eran un equipo espectacular, con Durant es simplemente imbatible a una serie a siete partidos. 



Recuerdo grandes equipos, corales (Spurs, Celtics) o individualistas (los Lakers de Jackson, O´Neal y Bryant), pero pocos con la capacidad de romper los partidos como estos Warriors. Desde la revolución que supusieron los Suns o, en el siglo pasado los Warrios de Hardaway, Mullin y Marculionis, no ha habido un equipo con un impacto tan grande en el baloncesto. 

Evidentemente, cuando te apoyas en personajes como aquellos de los que estamos hablando, todo es más fácil. Aunque también ha habido sonoros fracasos al implementar tantos egos (los Lakers de 2004 o de 2013, por ejemplo. 

Si son inteligentes, que lo parece, y mantienen el núcleo del equipo, tenemos dinastía para rato. Y lo peor es que los demás equipos ni siquiera están cerca de hacerles sudar.