12 de octubre de 2015

Al final no fue difícil

Terminó el Eurobasket de la mejor forma posible: tercer oro para nuestro Equipo Nacional. Un oro ganado frente a Lituania, un país que vive por y para el baloncesto, en un partido bastante más sencillo de lo esperado (80 - 63 al final). Un partido plácido, para variar. Un partido para disfrutar.

Como no podía ser de otra forma, Gasol fue elegido mejor jugador del campeonato (segunda selección desde la de 2009) e integrante del mejor quinteto en el que le acompañaron Sergio Rodríguez (¿?), Nando de Colo, Jonas Maciulis y Jonas Valanciunas.


¡Tricampeones!


Pau Gasol (25,6 puntos y 8,8 rebotes en 30 minutos): todo está dicho ya. Gasólico, más que homérico. Un ejemplo de pundonor y una exhibición como hacía mucho que no se veía en el baloncesto FIBA. El mejor de España con diferencia y el mejor del campeonato. Cuando se retire nos daremos cuenta de la verdadera dimensión del personaje y el jugador. Matricula de honor.

Rudy Fernández (6,3 puntos y 3,9 rebotes en 23,4 minutos): estaba llamado a ser uno de los líderes, pero su espalda le ha dado demasiados problemas. Aún así, estando muy desacertado en ataque, no se escondió y en defensa siguió dando muestras de solvencia. Aprobado.

Sergio Rodríguez (9,9 puntos y 4,3 asistencias en 24,9 minutos): desapercibido hasta bien entrado el campeonato, dejó grandes momentos frente a Alemania y Francia. Abusó del bote, aunque el equipo mejoraba mucho cuando estaba en cancha. Aprobado.

Willy Hernangómez (3,7 puntos y 1,3 rebotes en 5,7 minutos): uno de los damnificados por el mal comienzo del equipo, dejó de contar para Scariolo. Una pena, porque podía haber dado más minutos de rotación que hubieran venido bien. Debe servirle de experiencia porque dentro de nada la zona de España será suya. Sin calificar.

Pau Ribas (6 puntos y 2,2 asistencias en 24,3 minutos): una gran sorpresa, por fiabilidad y carácter, aunque acabó diluyéndose un tanto mientras Scariolo recurría al núcleo duro del Real Madrid. El mejor en la larga distancia en un equipo negado. Notable.

Felipe Reyes (7,2 puntos y 3,9 rebotes en 18,9 minutos): el de siempre. Pundonor en ataque y en defensa, apadrinando cada rebote que pasaba cerca de él. Inmenso en el partido contra Grecia, ayudó a mantener al equipo en los momentos más difíciles. Parece mentira que tenga treinta y cinco años, pero cada año es mejor. Notable.

Victor Claver (3,9 puntos y 4,9 rebotes en 13,7 minutos por partido): parecía que iba a ser su año y parecía que otra vez iba a desaprovecharlo. Claver fue otro desde el partido con Grecia hasta la final del campeonato. Una defensa tremenda sobre los treses rivales, un poderío en el rebote que afianzó al equipo en los momentos difíciles ante Grecia. Facultades no le faltan para ser el nuevo Carlos Jiménez. Sale reforzado. Bien.

Fernando San Emeterio (3,6 puntos y 1,3 rebotes en 16,1 minutos): de un seguro para Scariolo a prácticamente desaparecer de la rotación cuando las cosas se pusieron calientes. Ofreció demasiado poco. Suspenso. 

Sergio Llull (9,4 puntos y 4,4 asistencias en 28,8 minutos): uno de los pesos pesados para Scariolo, su campeonato, especialmente en el tiro, no ha sido para tirar cohetes. Muestras de carácter y defensa, saben a poco para lo que se presupone. Aprobado.

Pablo Aguilar (0 puntos y 0,3 rebotes en 2,7 minutos): inédito. Sin calificar.

Nikola Mirotic (12,7 puntos y 4,9 rebotes en 24,6 minutos): se esperaba más de Nikola, aún siendo el segundo anotador y reboteador del equipo. A su favor que ayudó en tareas más sacrificadas como la defensa o el rebote aunque los tiros no entraran. Desquiciado ante Francia, su peor partido del campeonato. Debe ir a más y se ha ganado un puesto en los JJOO. Aprobado.

Guillem Vives (0 puntos y 0,6 asistencias en 5 minutos): tercer base y lo sabía. No perjudicó al equipo en los minutos que salió. Su juventud, su mejor activo. Sin calificar.

Sergio Scariolo: supo sobreponerse a los malos momentos y cambiar (aparentemente) el planteamiento del equipo sobre la marcha, reduciendo la rotación y aumentando los minutos de los hombres clave, apoyándose en los pesos pesados y dando minutos a quienes mejor se encontraran de la segunda unidad. El equipo mejoró según avanzaba el campeonato, sobreponiéndose a las sucesivas batallas y llegando a la final en su mejor momento. La preparación de los partidos fue intachable, demostrando que es un táctico de primera. Sin duda, su medalla más difícil, por los mimbres con los que contaba. Impensable un éxito así con Orenga en el banquillo. Notable.