27 de abril de 2019

Havlicek stole the ball!

Hoy le quito el polvo a esta bitácora de 24 segundos, que dedico al baloncesto, ese deporte que tanto me apasiona. 

Ya he dicho por aquí que, en cuanto a baloncesto norteamericano se refiere, mis prefrencias están del lado de los equipos de la cosa Este en general y de los Celtics de Boston en particular. Me siento identificado con todo lo que representa esta franquicia, en cuanto al trabajo en equipo, juego coral, esfuerzo colectivo y, por supuesto, su orgullo. 

Los Celtics de Boston han dado minutos de juego a catorce de los cincuenta mejores jugadores de la NBA. Incluso si quitamos a aquellos que han jugado más bien poco o en el ocaso de sus carreras (Shaquille O´Neal, Dave Bing, Pete Maravich, Bill Walton y Nate Archibald), aún quedan nueve. Casi el veinte por ciento. 

Ayer nos dejó uno de ellos: John Havlicek. 



Tenía 79 años y llevaba varios años enfermo de parkinson. Y siempre quedará en el recuerdo de los aficionados de los Celtics. 

Llegó al equipo en 1962 y se retiró en 1978. Le dio tiempo a ganar 8 campeonatos y fue el nexo de unión entre la primera época gloriosa, aquella de los 11 títulos en 13 años, y la segunda, que fue capaz de ganar los títulos de 1974 y 1976 en una década en que la igualdad era máxima. 

Havlicek, por su juego sacrificado, encajó desde el inicio en la exitosa plantilla: gran defensor, duro y con una capacidad física espectacular, daba lo necesario para que el equipo ganara. Era el sexto hombre que Red Auerbach primero, y Bill Russell después, necesitaba para mantener el nivel de exigencia del quinteto titular y que, de forma paulatina pero irremediable, acababa con la resistencia de los rivales. 

Pero Havlicek tenía la calidad suficiente para tomar un puesto en ese quinteto titular, toda vez que el tiempo fue retirando de forma inexorable a las estrellas. 



Dejó un momento memorable en las finales de la conferencia Este de 1965: su robo de balón en los últimos minutos del séptimo partido, jugando en el vetusto Boston Garden y que permitió la victoria de su equipo 110-109 y dejando a los Sixers con un palmo de narices. Los Orgullosos Verdes sobrevivieron a una serie brutal y a un Chamberlain que promedió más de ¡30 puntos y 30 rebotes por partido!



Como también fue memorable la ovación de la afición en su último partido con la zamarra de los Celtics. 



Sigue siendo hoy en día el máximo anotador de la historia de la franquicia, por delante de jugadores como Larry Bird, Kevin McHale o Paul Pierce. 

1.270 partidos (más 172 de play-offs)
26.395 puntos (20.8 ppp)
8.007 rebotes  (6.2 rpp)
6.114 asistencias (4,7 ppp)
13 veces All Star
8 veces campeón de la NBA
En el NBA Hall of Fame desde 1984

Descansa en paz, Hondo.