31 de diciembre de 2012

Navarro es dios

Partidazo el clásico que vimos ayer por, pásmense, La 1 de TVE. Sí señor, como hace tiempo que no se veía, en prime time de la televisión nacional. 

La previa, cuando menos, interesante: el Madrid llegaba con 14 victorias y 0 derrotas; El Barça con 7-7. El Madrid, el mejor ataque y a velocidad de crucero. El Barça, la mejor defensa y luchando por entrar en la Copa.

¿Quién lo iba a decir al inicio de temporada? Lo del Barça, quiero decir, que lo del Madrid prometía desde el fichaje de Rudy.

El toma y daca era continuo, con el Madrid aguantando bien el primer cuarto y Rudy respondiendo el tirón de Navarro. En el segundo cuarto se puso por delante el Madrid y en el descanso teníamos un 45-44 que prometía grandes emociones en la reanudación. El juego parecía beneficiar al Madrid, que a las sufridas canastas del Barcelona respondía con una clarividencia que se reflejaba en un juego aparentemente fácil en lo ofensivo y apañado en lo defensivo.

Pero, amigos, Navarro no iba a perder ese partido. Como le hemos visto infinidad de veces en el Equipo Nacional, como hizo en el Eurobasket de 2011 en que fue nombrado mejor jugador del torneo: triples imposibles (sí, también a la pata coja como ante los macedonios), canastas que solo él podía meter, fabricándoselas a base de genio e ingenio. Volvió loco el partido y así, en un abrir y cerrar de ojos, el Madrid se vio 15 puntos abajo. 

Ahí no acabó el partido, no señor. Este Madrid es un señor equipo y lo sabe. Pesó que Rudy, tras 14 puntacos en la primera parte, metiera sólo otros 4, pero es que tiene a Sergio Rodríguez, a Reyes, a Mirotic, a Carroll... mucha dinamita.

Y así, contestando al grande entre los grandes, se puso a 4 puntos. La remontada parecía posible... pero no con Navarro en pista. 

Juan Carlos Navarro finiquitó el partido, hizo un partidazo y me hizo disfrutar como nunca, a pesar de la derrota. Dos horas de baloncesto que pasaron volando y unos números para la Historia:

30 minutos jugados; 33 puntos (7/8 T2; 5/5 T3, 4/4 T1; 6 rebotes, 3 asistencias, 8 faltas recibidas, 44 de valoración).



¿El partido? Pues terminó con un 96-89 que reconcilia al aficionado con el baloncesto. El Barça acabó con 105 puntos de valoración; el Madrid con 92.
Otras conclusiones: el Madrid se equivocó al no renovar a Tomic y quedarse con Begic; Suárez no puede, ni podrá, con Pete Mickeal; para lo que hace Hetsheimeir, me qudo con el junior Hernangómez y así invertimos en futuro.¿Para qué se fue Abrines al Barça




24 de diciembre de 2012

Nostalgia en Navidad

Hoy es Nochebuena y, aparte de que es un día para pasarlo en familia, hasta hace no muchos años era sinónimo de buen baloncesto.

No en vano, por estas fechas se celebraba el Torneo de Navidad del Real Madrid, posteriormente Torneo Memorial Fernando Martín. 

Era una oportunidad para disfrutar del baloncesto de forma lúdica, sin que la competición fuera lo más importante. Además, era la ocasión en que se podían ver equipos que normalmente no aparecían por estos lares, tipo universidades americanas (cuando el baloncesto universitario estadounidense era todavía entonces claramente superior al europeo), selecciones europeas o americanas, equipos All-Star de Estados Unidos (compuestos por veteranos curtidos en mil batallas en busca de equipo) o representantes de baloncestos exóticos para el común de los mortales, como sudamericanos o equipos oceánicos. 

Selección URSS, Yugoslavia, North Carolina, Ignis de Varese, Simmenthal Milan, Panathinaikos, Jugoplastika... Sabonis, Divac, Danilovic, Raga, Bodiroga, Kukoc, Radja, Tkachenko, Tarakanov...

Nombres e imágenes para el recuerdo y para abrir boca antes de la cena de Nochebuena, como un joven Sabonis rompiendo el tablero.



Pero la cosa fue languideciendo. Primero, porque cada vez era más difícil formar un cartel de primer nivel, ya que en esas fechas era complicado que los equipos punteros prefirieran viajar y jugar unas pachanguitas más o menos oficiales, además de que las diferentes competiciones se iban cargando de partidos. Luego, por qué no decirlo, por la dejadez de los responsables del Real Madrid, que fueron dejando de lado el interés por mantener lo que era una tradición y un prestigio. 

Las últimas ediciones, perfectamente olvidables, se redujeron a un partido único entre el Real Madrid y un invitado. Un sparring que en ocasiones noqueó al anfitrión, que también pasó su particular travesía por el desierto.

No obstante, estas fechas están un poco más vacias desde entonces. Lo echo de menos. 


2 de diciembre de 2012

Una vida con la selección - Eurobasket ´83

El Mundobasket de Cali de 1982 había dejado grandes gestas en el imaginario colectivo. Se podría decir que daba inicio el segundo boom del baloncesto en España, considerando que el primero, efímero, había sido disparado por el éxito en el Eurobasket de 1973 en Barcelona y la medalla de plata conseguida.

Ahora, en los primeros años de la década de los ochenta, se daba el caldo de cultivo apropiado para que el baloncesto se mantuviera durante más tiempo en altas cotas de seguimiento. No sería debido solo a la Selección, por supuesto. La creación de la ACB algún año después, ayudaría a darle un toque de seriedad a nuestro deporte (dos extranjeros por equipo, presupuestos equilibrados, televisión...).

El Eurobasket del año 1983 se celebraría en Francia, en las localidades de Limoges, Cannes y Nantes, y depararía alguna que otra sorpresa y algún que otro altercado famoso.

La mecánica de la competición era sencilla: dos grupos de seis equipos, con los dos primeros de cada grupo pasando directamente a semifinales. Mecánica sencilla en apariencia, pero exigente porque apenas había margen para el error, como se vería.

En el grupo de Cannes quedaban encuadradas las selecciones de la Unión Soviética, Holanda, República Federal de Alemania, Israel, Polonia y Checoslovaquia. Como no podía ser de otra forma, los soviéticos quedaron por encima de todos, con un inmaculado 5-0 y victorias por encima de los veinte puntos de media (un poco descafeinada por la pana que metieron a los holandeses, +49). La segunda posición quedó ocupada, sorpresivamente, por esa misma Holanda, que se vería beneficiada por su victoria ante los alemanes y, sobre todo, por la inoperancia y la mala suerte de Checoslovaquia (dos derrotas en la prórroga). 

El grupo de Limoges fue más reñido, compuesto por España, Italia, Yugoslavia, Grecia, Suecia y Francia. Tres candidatos claros, más Francia, para solo dos plazas. 

España comenzó mal, perdiendo con los transalpinos por 74-75. Ya no había más margen de error, porque otra derrota seguramente dejaría fuera a los hispanos, y teniéndose que enfrentar a los yugoslavos en el siguiente partido. Una victoria homérica (91-90) nos mantenía vivos y traspasaba la presión a los plavi, que deberían ganar sí o sí a los italianos (pudiendo dejar fuera a cualquiera de las dos selecciones latinas).

Pero antes de todo eso, debía continuar el campeonato. Más sustos ante Francia (75-73) y Suecia (81-76) antes de cerrar la fase de grupos con una clara victoria ante Grecia (100-79). Un balance de 4-1 y a esperar lo que pasara entre italianos y plavi. 

Durante todo el campeonato, Yugoslavia había estando renqueando (victorias apuradas ante Francia - +2 - y Grecia - +1 - permitieron que llegaran al último partido con opciones. Durarían poco, eso sí, gracias a la fortaleza mental y competitiva de una selección italiana en su plenitud. El partido dejaría dos cosas para la historia: el resultado (victoria clara 91-76 para los italianos) y la tremenda tángana que se montó (en el vídeo se ve a Kikanovic dando patadas subido a la mesa de anotadores, pero no he logrado ver las famosas tijeras con las que Grbovic -años después jugador del Oximesa Granada- persiguió a Meneghin). Los plavi luego perderían con Israel, para jugarse una deshonrosa séptima plaza ante Alemania que, afortunadamente, ganaron. Su única razón para sonreir fue la aparición de un jovencito Drazen Petrovic, que revolucionaría el baloncesto mundial en la próxima década.



Así que las semifinales fueron Italia - Holanda (sin sorpresas, 88-69) y España - Unión Soviética. Otro partido épico, tirito de Epi a tabla y 95-94 para pasar a la final. Saltos de alegría y emoción. En el mismo campeonato se conseguía vencer a las dos potencias baloncestísticas del momento.

Y un problema para TVE, al coincidir la final del Eurobasket con la de la Copa del Rey de fútbol. Recordemos que solo había una cadena de televisión, así que la cosa estaba peliaguda. Pero, en una decisión sin precedentes hasta entonces, se decidió posponer la final de fútbol para que los aficionados pudieran ver los dos eventos en riguroso directo. ¡El baloncesto había ganado al fútbol!

Una pena que la final pasara sin pena ni gloria. Italia no dio opción y ganó con claridad un partido vibrante (96-105). No pudo ser, pero nos manteníamos entre la élite. 

En lo personal, recuerdo estar tirado en el suelo con los click de playmobil, oyendo la retransmisión del partido y jugándolo a la vez. En esta final alternativa, por supuesto ganó España. Bueno, recuerdo eso y también que no había forma de entender por qué a veces se tiraban dos tiros libres y otras veces tres...

Italia presentó una generación madura, con algunos jóvenes prometedores, un gen competitivo único y momentos de dureza (el gran Dino y sus codos afilados): Meneghin, Marzorati, Riva, Brunamonti, Villalta, Bonamico, Sacchetti, Costa, Vecchiato... con Sandro Gamba en el banquillo.

La Unión Soviética quedó tercera al aplastar por segunda vez a Holanda (105-70). Estuvieron Valters, Mhyskin, Sabonis, Belostenny, Homicius, Iovaisha, Eremin, Tarakanov, Enden, Lopatov (suegro de Kirilenko) y Pankrashkin. Ni qué decir tiene que Gomelski es el que estaba en la banda.

Los doce españolitos: Epi, Corbalán, Martín, Sibilio, Solozábal, Creus, De la Cruz, Iturriaga, Romay, Margall, Jiménez y Fernando Arcega. Con pocas variaciones, veremos estos nombres durante algunos años más. En la banda, el eterno Antonio Díaz - Miguel. 

En este campeonato se eligió el quinteto ideal, formado por Corbalán, Epi, Gallis, Kropilack (Checoslovaquia) y Sabonis (18 añitos, cuidado). 

El MVP fue un españolito, Juan Antonio Corbalán. Aún no lo sabíamos, pero estábamos disfrutando la madurez y los últimos años de un grande entre los grandes y posiblemente el mejor base de nuestra Historia, aún por encima de Calderón. 

El año siguiente sería Olímpico. Allí se vería el mejor baloncesto de aquellos muchachos del Equipo Nacional.

Pero esa es otra historia.