28 de febrero de 2015

Vuelta a campeonar

Pues hace una semanita que se ha celebrado una nueva edición de la Copa del Rey, esta vez en Gran Canaria, con gran éxito de crítica y público, y que se saldó con una nueva victoria, la vigésimoquinta, del Real Madrid. Que, por cierto, repite triunfo por primera vez en un puñado de años.

Una edición en la que se observa la cada vez más palpable diferencia entre Real Madrid, FC Barcelona y el resto. Desaparecido en combate el Caja Laboral, solo los detellos de Unicaja (que aunque vaya líder de la liga, acaba de ser eliminado del Top 16 de la Euroliga) permiten mantener un rayo de esperanza para el resto de los equipos. 

Una edición que ha sido totalmente previsible, con los dos titanes pasando rondas con más o menos apuros, con más o menos necesidad de sus estrellas. En el caso del Real Madrid, apenas dos cuartos demoledores, uno ante el CAI y otro ante el Joventut (agradable reencuentro), sirvieron para plantarse en la final. En el caso del Barcelona, con un recorrido más complicado (primero un pundonoroso pero limitado Valencia, luego el Unicaja) que resolvió también sin demasiada brillantez.

Como sin brillo fue la final, disputada entre blancos y blaugranas, dos de los candidatos a jugar la F4 de la Euroliga y en los que juegan algunos de los mejores jugadores de Europa y del mundo. 


Felipón, otra vez, levantando el trofeo

Un partido trabado en el que pocos jugadores conseguían salirse del guión. Me refiero a hacerlo con éxito, claro, no como lo hace Llull (por dios, que lo dejen sentado en el banquillo un par de días) y que ha marcado el claro declive de Navarro, adelantado por izquierda y derecha por Hezonja y Abrines. 

El Barcelona ha dejado una mejor sensación de equipo que el Madrid. El potencial del equipo es inmenso y solo falta que la dirección esté al nivel. Satoransky es un base de dos metros que puede hacer de todo; Oleson, Abrines y Hezonja forman una batería de exteriores que puede hacer frente a los mejores del continente y, si encima tienen la suerte de que Navarro está en condiciones de aportar...; Doellman y Tomic son dos interiores de primera línea... Pero Pascual se empeño en prescindir tanto del checo como de Marcelinho (que, por otra parte, no estaba haciendo nada del otro mundo) y la victoria se le escurrió entre las manos.

En el otro lado lo de siempre pero sin Mirotic. Un juego exterior brutal (menos Llull, ni de base ni de escolta) que además tiene la suerte de contar con el carácter de Nocioni (tremendas boinas las que puso, sobre todo la del teutón Pleiss) y la experiencia de Maciulis. Por dentro ya era hora de que brillara el titán de Nayarit (Ayón), además de Felipón. Lo de Bouroussis va cada vez a peor, pero por lo menos ha vuelto Slaughter y su tremendo derroche defensivo. Por otra parte se confirma que Laso no sabe jugar con pivots. Vamos, que casi que el Madrid se encontró con la victoria. Mérito suyo fue, sin embargo, no dejarla escapar. 


Rudy mejor jugador, por tercera vez


Victoria para el Madrid y MVP para Rudy (tiró del equipo en los tres partidos, como se le debe exigir por galones y contrato), aportando en todas las facetas del juego. La final fue, sin embargo, territorio Tomic, que se habría llevado de calle el trofeo si su equipo hubiera ganado. ¿Por qué narices le dejó escapar el Madrid? Es, seguramente, el mayor error de la última década.