31 de julio de 2013

Una vida con la Selección - Eurobasket ´87

Retomamos esta aplaudida sección después de una pausa demasiado prolongada. Lo habíamos dejado tras la amarga experiencia de la organización del Mundobasket de 1986, que había acabado en un fracaso de la Selección Española. Se encadenaban así dos veranos en los que nuestro combinado no alcanzaba los mínimos exigidos. 

En 1987 se celebraba en Grecia de nuevo el Eurobasket, que España afrontaba sin la presencia de Fernando Martín. Por entonces, los jugadores NBA eran considerados profesionales mientras los del resto del mundo eran amateurs, así que los primeros tenían vetada su participación en cualquier campeonato organizado por la FIBA.

Pero pasemos al campeonato. 

Las diez selecciones que participaban en la Fase Final se dividieron en dos grupos, claramente descompensados en cuanto a calidad. 

En el grupo B jugaría Italia junto a la República Federal de Alemania, Polonia, Checoslovaquia, Holanda e Israel. No hubo mucha historia y los transalpinos dominaron con un registro inmaculado de 5-0 y una diferencia media de casi 18 puntos en sus victorias. Con tres victorias y dos derrotas acabaron Alemania y Polonia. La decadente Checoslovaquia completaría el cuadro de cuartos de final. Holanda e Israel fueron meras comparsas.

El grupo A, con España, Unión Soviética, Yugoslavia, Grecia, Rumanía y Francia, daría mucho más juego. 

Los soviéticos dominaron el grupo con una diferencia media de 20 puntos y un parcial de 5-0. Ganaron a Yugoslavia (100-93), a Francia (107-78), a Rumanía (121-74), a Grecia (69-66 en un aviso de lo que vendría después...) y a España (104-88). 

Los nuestros, además de con los soviéticos, perdieron con los plavi (76-94), lo que llevó a clasificarse tercera del grupo tras derrotar con facilidad a franceses (111-70), rumanos (116-98) y griegos (106-89). La victoria de los griegos ante los plavi (84-78) hizo que hubiera un triple empate con España, con tres victorias y dos derrotas. El orden final hizo que los yugoslavos fueran segundos y los griegos, cuartos.

Tanto Francia como Rumanía, vieron pasar a los favoritos como un ciclón. 

Los cuartos de final fueron bastante desequilibrados: los soviéticos se deshicieron fácilmente de los checoslovacos en la reedición de un clásico venido a menos del baloncesto europeo (110-91). Los plavi aplastaron a los polacos (128-81), los españoles se deshicieron de los alemanes por un cómodo 107-77. 

La mayor sorpresa hasta entonces fue la eliminación de los italianos, primera con comodidad de su grupo, por Grecia (78-90). Luego vendrían más. 

Los resultados de los cuartos de final vinieron a confirmar que el grupo A era mucho más fuerte que el B, con todos sus componentes en semifinales. 

Allí, los soviéticos no dieron cuartel a España, derrotada por 96-113. En la otra semifinal los griegos, aupados por su enfervorecido público, se deshicieron de Yugoslavia en un ajustado 81-77. 

Los plavi se repondrían para ganarnos la medalla de bronce (87-98). Recuerdo de este partido que al descanso se llegó con un marcador más o menos ajustado y que Fernando Romay estaba haciendo el partido de su vida con la Selección. De nada sirvió. Unas decisiones discutibles por parte de la pareja arbitral (por lo menos Pedro Barthe no paraba de criticarles) y la ingente calidad de Petrovic bastaron para dejarnos con la miel en los labios. 

España se despedía en el 4º puesto y un balance de 4-4. Seguíamos en los puestos de honor, pero faltaba nivel para competir por más. Frustración.

La final fue apoteósica. Un equipo soviético plagado de estrellas (con, por ejemplo, un emergente Marciulonis), era incapaz de distanciarse de un equipo griego que jugaba con seis jugadores pero en el que solo cuatro (Giannakis, Gallis, Fassoulas y Christodoulou) eran los que se jugaban el bacalao. La locura de la gente iba in crescendo tras cada canasta épica de los suyos. Creo que Iovaisha falló un triple que hubiera puesto fin a todo, pero falló y el partido llegó a la prórroga. La presión del público fue mayúscula y los jugadores griegos estabaon como poseídos. Al final, se llevaron el oro ganando 103-101 en la mayor sorpresa del baloncesto moderno. 



No fue flor de un día. En campeonatos posteriores los griegos demostraron que habían venido para quedarse. Y así siguen hasta hoy. 

Como no podía ser de otra forma, Nikos Gallis fue elegido mejor jugador del torneo. En el cinco ideal del campeonato le acompañaron Fassoulas, Volkov, Marciulonis y nuestro Andrés Jiménez. 

Repasar la selección griega da pena. Además de los cuatro ya comentados, los únicos apellidos reconocibles serian los de Kambouris, Filippou o Ioannou.



En la Unión Soviética de Gomelski tenemos, en cambio, a Volkov, Valters, Marciulonis, Tikhonenko, Tkachenko, Iovaisha, Homicius, Enden, Babenko, Tarakanov, Pankrashkin y Goborov. Sin duda echaron de menos la poderosa figura de Sabonis, cuyo futuro profesional pendía de un hilo por su lesión en el talón de aquiles.

Los plavi estaban en fase de renovación, con los hermanos Petrovic, Kukoc, Divac, Radja, Paspalj, Vrankovic, Djordjevic, Cvjeticanin, Radovanovic, Radovic y Grbovic.

Como hablamos, España dio muestras de no poder ir más allá, con un registro mediocre y, sobre todo, derrotas demasiado abultadas frente a los equipos importantes. Un repaso a los nombres hace que veamos con perspectiva el porqué: Epi, Villacampa, Sibilio, Solozábal, Jiménez, un jovencísimo Ferrán Martínez, Romay, otro jovencísimo Montero (defensa sobresaliente a Gallis incluida), Margall, Fernando Arcega, Zapata y José Ángel Arcega.

Al año siguiente tocaba preolímpico y Juegos, a celebrarse en Seúl. Las perspectivas no eran halagüeñas, pues Europa no tenía ninguna plaza reservada y solo podían ir tres selecciones del continente. Había cinco claros candidatos: Unión Soviética, Yugoslavia, Grecia, Italia y España. Y los nuestros parecían los más flojos de todos...





13 de julio de 2013

Se confirma la despedida

Allá por el final de la temporada 2006-2007, los Boston Celtics deambulaban por el sótano de la División Atlántica. Demasiado duro para un equipo acostumbrado a la gloria, aunque en los últimos años haya llegado con cuentagotas.

Danny Ainge no lo dudó. 

Primero se trajo a Ray Allen desde Seattle. Uno de los mejores tiradores de siempre llegaba a los Orgullosos Verdes para hacer valer su muñeca.

Pero lo verdaderamente grande estaba por llegar. Y es que poco después se anunciaba el megatraspaso que traía al gran Kevin Garnett a cambio de lo que era, prácticamente, la mitad del equipo de Boston, incluido el prometedor Big Al Jefferson, que era una de las pocas alegrías que hubo en tan aciaga temporada.

Nacía así la era del Big Three, de Paul Pierce, de Kevin Garnett y de Ray Allen, y de un equipo que había sido para ganar. Para ganar ya. 

Y así fue. Sesenta y seis victorias en temporada regular fueron el preludio de una trayectoria victoriosa por los Playoffs de 2008 hasta colgar el título 17 del techo del TD Garden, veintidós años después del último título y veintiún años después de la última final.

Desde entonces, salvo la temporada pasada y la anterior (por el cierre patronal), Boston superó las cincuenta victorias. Añadamos un subcampeonato en 2010 (desperdiciando un 3-2 a favor y 13 puntos de ventaja en el último cuarto del séptimo partido en Los Ángeles) y otra final de conferencia en 2012, desperdiciando otra vez un 3-2 favorable ante los Miami Heat y obligando a dos portentosas actuaciones de Lebron James para llegar a la final. 

Mientras tanto, Allen, Pierce y Garnett iban envejeciendo y mostrando el orgullo que tanto derrochamos en Boston. 

Luego, Ray traicionó a la causa para ganar otro anillo como especialista exterior.

Y, ahora, Pierce y Garnett son traspasados a Brooklyn a cambi de Humphries, Gerald Wallace y un buen puñado de elecciones en los próximos drafts.

No voy a engañaros. No me gusta nada lo que han hecho en las oficinas de Massachussets. Pierce y Garnett son historia viva de Boston y deberían haberse retirado con la zamarra verde de los Celtics. Ver sus números colgando del Garden, como los de tantos otros astros de nuestro amado baloncesto (Cousy, Russel, Heinsohn, Cowens, Havlicek, Jones, White, Parish, McHale, Bird... solo por nombrar unos pocos, pues nadie tiene una constelación como la de los Celtics). 

No me gusta nada. Deberíamos haberlos mantenido en el equipo, aún sabiendo que de esta forma no podríamos competir con los grandes. Pero habríamos mantenido el señorío. 

Por lo menos, los Celtics han comprado ayer una página entera del Boston Globe, como agradecimiento a los años de servicio de estos dos grandes. 



No obstante, no es suficiente.


7 de julio de 2013

De convocatorias y algunas cosas más

La semana que viene se dará la lista para el Eurobasket que se celebrará en setiembre en Eslovenia y como viene siendo habitual en los últimos tiempos, estamos a vueltas con los nacionalizados. Que si Ibaka, que si Mirotic, que si la FEB está trabajando para que puedan jugar los dos, que si Ibaka todavía no ha dicho que sí pero tampoco ha dicho que no, que si Mirotic amenaza con jugar con Montenegro, que si...

Me aburre...

Para mí, a día de hoy no hay color. Elegiría a Ibaka sobre Mirotic sin dudarlo, más tras la mejoría de su juego en la última temporada, con más de 13 puntos, 8 rebotes y 3 tapones por partido jugando apenas 30 minutos. Vale que Mirotic ha sido elegido MVP de la Liga Endesa, pero es bastante más irregular y con tendencia a desaparecer en los grandes partidos.

Pero Ibaka todavía no ha dicho que vale, que sí, que viene. Y Mirotic no quiere ser el segundo plato y además quiere que le aseguren la presencia en el Mundobasket del año que viene. 

En este momento diré que aquellos que se borren de este Eurobasket por razones distintas a problemas físicos palpables (como Gasol y Navarro, operados), no merecerían siquiera ser considerados para jugar el Mundobasket, así que si Ibaka siente la tentación de descansar, que se atenga a las consecuencias y vamos a por Mirotic (por mucho que no me crea que es español, sino montenegrino). 

A quién llevaría yo: Calderón y Sergio Rodríguez; Sergi Llull, Rudy Fernández, Alberto Corbacho, Victor Claver, Alex Mumbrú; Nacho Martín, Marc Gasol, Germán Gabriel, Serge Ibaka, Pablo Aguilar. Pero supongo que, sí o sí, Orenga convocará a Ricky Rubio. Que para mí no es un jugador FIBA, como le pasó a Rajon Rondo. 

¿Mi cinco inicial?: Calderón - Fernández - Claver - Ibaka - Gasol

Rotaciones importantes: Sergio Rodríguez, Llull, Nacho Martín, Germán Gabriel

Especialistas: Corbacho, Mumbrú

Agitatoallas: Pablo Aguilar

Pronóstico: España mínimo en semifiinales.


*****

Cambiando totalmente de tercio, vamos a la NBA

Dwight Howard deja Lakers por Rockets, lo que abre de par en par la puerta a la permanencia de Pau Gasol al tiempo que los angelinos caen estrepitosamente en las casas de apuestas. No han servido de nada las conversaciones con Bryant y Nash. Esperemos que en Houston sea más feliz...

Calderón amarra un contrato decente (4 años, 29 millones) con los Mavs. No se hará con el anillo, pero bueno...

Josh Smith deja Atlanta por los Pistons

Kevin Martin será compañero de Ricky Rubio.

En Boston parece que no hay sitio para Pierce, Garnett y Terry, que se dice serán traspasados a los Nets. Si es así, será un día triste para los aficionados. Pierce y Garnett no merecen este trato y deberían acabar sus días de jugador con la zamarra verde.

Pero además los Celtics han fichado al entrenador de la Universidad de Butler, Brad Stevens. Una buena noticia, por que Stevens es un entrenador de élite aunque no tenga experiencia NBA. 

Como buena pintan tiene el novato de Boston: Kelly Olynik. Un sietepies blanco con buena mano y movilidad.