22 de noviembre de 2016

¿Y si Portland no se equivocó?

Hoy estoy transgresor. 

El draft de 1984 se recuerda por ser histórico. Uno de los mejores: Sam Perkins (4), Charles Barkley (5), Alvin Robertson (7), Otis Thorpe (8), Kevin Willis (11), Michael Cage (14), John Stockton (16)...

¿Y más arriba? 

En aquella época la primera elección se jugaba a cara o cruz entre los dos peores equipos, siendo esta la última ocasión en que se haría de esta manera antes de instaurarse la lotería del draft. 

La posibilidad de elegir al mejor universitario del año se la jugaban los Houston Rockets y los Portland Trail Blazers. La suerte estuvo del lado de los tejanos que no dudaron en hacerse con una apuesta segura, el pivot de la universidad de Houston, Akeem Olajuwon (que posteriormente cambiaría oficialmente su nombre por Hakeem). Nacido en Nigeria, llevó tres veces a su universidad a la Final Four de la NCAA, aunque no pudo hacerse con el título. Los Rockets consiguieron su sueño de unirlo a Ralph Sampson (primera elección el año anterior) y formar las Torres Gemelas. Hakeem sería una vez mejor jugador de la NBA y dos veces campeón. 

Durante años, mi jugador favorito. The Dream


Los Blazers se encontraban en una encrucijada, que salvaron decidiendo fichar a Sam Bowie, pivot de 216 cm de la universidad de Kentucky con un historial de lesiones que parecía haber superado al jugar una decente última temporada allá. 

La tercera elección, de los Chicago Bulls, fue.... His Airness, Michael Jordan. 

Mucho se ha dicho y escrito de estas tres primeras elecciones. A grandes rasgos se dice que Portland no debión elegir a Bowie, sino a Jordan. A toro pasado, evidentemente sería de tontos discutir algo así. No hay color entre lo conseguido por uno u otro (seis títulos y otros tantos MVP de Jordan, mejor media anotadora de la historia e icono mundial). Pero.... ¿fue una tontería la elección de Portland?

La alternativa


Seamos sinceros. En aquella época, en la que un tipo de 216 cm de alto era muchas veces la diferencia entre ser un aspirante o un equipo del montón, hubiera sido una locura haber dejado pasar a Bowie. Si añadimos que el año anterior habían elegido a Clyde Drexler (lo más parecido a Jordan por aquel entonces), tenemos una película totalmente distinta a la que luego vimos. Si además repasamos esa primera temporada de Sam Bowie, veremos que consiguió jugar 76 de los 82 partidos de la temporada e hizo partidos más que decentes (tope de 26 puntos, 20 rebotes -dos veces- y 8 tapones, un partido de 20-20 ante los Lakers...)

El tercer hombre, un tal Jordan.


Lamentablemente la cosa no continuó bien y la historia acabó como acabó, pero ha habido muchas elecciones basatante peores (Greg Oden, Andrea Bargnani, Kwame Brown, Pervis Ellison...)

11 de noviembre de 2016

25 años sin Magic

Hace unos días se cumplieron veinticinco años de la rueda de prensa de Magic Johnson en la que anunciaba que era seropositivo. 

Fue un anuncio demoledor. En aquella época, todos los relacionados con el SIDA acababan falleciendo, antes o después, totalmente demacrados y habiendo sufrido por la larga lucha contra la enfermedad. No hay más que recordar los últimos días de Rock Hudson o de Freddie Mercury. 

El AZT era el único fármaco disponible que parecía evitar el avance demoledor de la enfermedad, a costa de castigar el cuerpo como si se tratara de quimioterapia o radioterapia. 

Magic, en su plenitud, con sus inconfundibles rodilleras

En resumen, la noticia fue un golpe total y absoluto. Un antes y un después, porque hasta entonces yo había crecido con la rivalidad por antonomasia de la NBA. Un Lakers-Celtics era mucho más que un partido, y aunque llegué algo tarde para disfrutarlos en su plenitud, las ocasiones en que Ramón Trecet narraba una de estas batallas sobre parqué eran muy especiales. 

El deslumbrante Showtime de los Lakers contra el trabajo sordo de los Celtics. El chico negro de la sonrisa deslumbrante contra el blancucho rubio de mirada torva. Los dos en pos de un mismo objetivo, el reconocimiento como mejor jugador del mundo materializado en un anillo de campeón. 

Mis simpatías siempre estuvieron con el blancucho, pero tengo que reconocer que la sonrisa de aquel base de más de dos metros e imponente corpachón tenía su aquél. Y cuando le veías galopar al contraataque, flanqueado por Worthy o Scott, y pegaba esos latigazos al balón, pases picados y demás, el baloncesto era muy bonito. 

El cambio físico, más que evidente

 Más de dos décadas después, Magic Johnson continúa vivo y su sonrisa intacta. Después de su retirada, un All-Star de ensueño y unos JJOO todavía más alucinantes, intentó volver para toparse de lleno con la intolerancia de otros (Karl Malone, te miro a ti). A pesar de eso volvió, ya en 1996, reconvertido en ala-pivot, con 36 años y muchos kilos de más, promediando estadísticas más que decentes para su edad. 

Aún hoy es un icono del mundo del deporte en particular y de la sociedad en general. Ejemplo vivo de aquellos maravillosos ochenta, pero además comprometido con diversas causas sociales. Para siempre nos quedará su ética de trabajo, su competitividad y su respeto por el rival. Porque en estos días en los que las estrellas NBA son gran parte muestra de soberbia y ego, Magic no tuvo malos gestos para el rival, sino que su mera superioridad era suficiente para hablar sobre la cancha. 

Aquellos tiempos fueron, sin duda, mejores.

La imagen de una época


30 de octubre de 2016

Una vida con la Selección: JJOO Sidney ´00

Hace demasiado tiempo que tengo abandonada esta sección de 24 segundos, así que hoy vamos a ponerle remedio, llegando al último evento baloncestístico internacional del siglo XX: los Juegos Olímpicos celebrados en Sidney (Australia). 

La Selección se había clasificado por la puerta grande, gracias al subcampeonato de Europa obtenido en Francia en 1999, a pesar de haber tenido un pie en casa al final de la primera fase. Así que nuestros doce muchachotes se fueron a la otra esquina del mundo para competir con otras once selecciones. Aunque estaba descartada la medalla, el objetivo era entrar en el cruce de cuartos de final, tratando de evitar además a Estados Unidos, que seguía siendo el coco del baloncesto mundial (aunque cada vez menos). Veremos que conseguimos cumplir una de estas dos premisas.

Las doce selecciones participantes se encuadraron, como es habitual en los Juegos, en dos grupos de seis equipos cada uno. 

El grupo A (China, EEUU, Francia, Lituania, Italia y Nueva Zelanda) no tuvo demasiado color. Los estadounidenses dominaron a plazer (+29,2 puntos de diferencia media), con una paliza de 72-119 a China para abrir boca, otra de 93-61 a la campeona de Europa, Italia, para asustar, y una tercera a los kiwis 56-102. Pero solo consiguieron un +9 con Lituania y un +8 con Francia. 

Los transalpinos hicieron valer su pírrico 50-48 ante Lituania en la primera jornada para ser segundos, dejándose ir en el último partido frente a China y condenando a los bálticos al tercer puesto. El cuarto fue para Francia, que completaba los clasificados de este grupo.

España compitió en el grupo B con Canadá, Rusia, Australia, Angola y Yugoslavia, un grupo muy complicado.

El primer día se venció a los africanos por un cómodo 64-45, aunque se percibió cierta falta de fluidez en el juego. El juego interior de Alfonso Reyes (12+15) y Dueñas (13+7) fue suficiente, con alguna aportación puntual de otros jugadores como el inmaculado 3/3 de Navarro en 8 minutos de juego.

Serían los rusos los que nos despertarían de una bofetada (63-71, con diez abajo al descanso). Solo Herreros superó la decena de puntos (13, pero 33% en el tiro) y Navarro y Raúl López se combinaron para 17 puntos totales. Pero Chikalkin parecía un jugador NBA...

¿Te acuerdas de la defensa de los españoles en Sidney? Parecías bueno y todo.


La Canadá de Steve Nash nos esperaba ahora y no dio opción (77-91, -19 al descanso) en otro partido gris de Herreros (10 puntos). A pesar de los esfuerzos de Rodrigo de la Fuente (13+6+3) y Rogers (15+5 en 30 minutos), España no dio sensación nunca de poder ganar.  

El trámite ante Yugoslavia (derrota por 65-78) hacía que nos lo jugáramos todo ante el anfitrión. Pasó lo que tenía que pasar: confirmando la fragilidad de toda la competición, se desperdició un 40-36 al descanso para caer finalmente 80-91. Herreros sí dió la talla (24) y fue bien acompañado por Rogers, Carlos Jiménez y el boquerón Rodríguez, pero fue demasiado poco para clasificarnos. 

Steve Nash llevó a Canadá al primer puesto del grupo, arrebatándoselo a los plavi en el último partido (¿jugaron realmente par ganar o se dejaron llevar y eligieron rival?). Los otros clasificados fueron Australia y Rusia, también empatados. 

En los cruces saltaron varias sorpresas. Solo EEUU hizo valer su favoritismo ante Rusia (85-70), pero Lituania se vengó de Yugoslavia (76-63, fracaso plavi), Australia venció a la rácana Italia (62-65) y Francia a Canadá (63-68). No obstante, la sorpresa más grande no saltó por un triple fallado de Jasikevicius, pues Lituania tuvo contra las cuerdas a los USA Boys y el tiro para ganar. Seria uno de los pocos que el letal Jasikevicius fallaría durante su brillante carrera. 

En la final, EEUU no daría opción a una voluntariosa Francia (85-75), aunque la final sería recordada sobre todo por el estratoférico mate de Vince Carter sobre Frederic Weiss (2,18). 


Esto es falta en ataque, hombre ya.


En resumen, la competición fue bastante pobre, destancando el fracaso de Yugoslavia, que había formado un equipazo con gente como Stojakovic, Bodiroga, Sasa Obradovic, Rebraca, Rakocevic, Scepanovic, Tomasevic, Danilovic, Tarlac o Drobnjak. El sexto puesto final fue una humillación de la que se resarcieron en años venideros. 

La nueva versión del Dream Team fue aún menos dream e incluso menos team que la precedente. Demasiado gangsta y hiphopera, con estrellas NBA de medio pelo: Carter, Ray Allen, Vin Baker, Mourning, Allan Houston, Payton, Garnett, Abdur-Rahim, Tim Hardaway, Jason Kidd, Steve Smith y Antonio McDyess. Cumplieron el objetivo, pero sin deslumbrar y mostrando una falta de respeto a los rivales rayando en la soberbia. 

La actuación de nuestros chicos fue decepcionante. Noveno puesto final, sin dar nunca la sensación de poder competir con las selecciones punteras. Un continuo quiero y no puedo de un equipo sin líder, dentro y fuera de la cancha. Ni Herreros ni Lolo Sáinz pudieron reconducir una situación que, si bien era difícil, requería esfuerzo para no dilapidar la imagen de equipo mentalmente duro forjada durante los dos años anteriores. El experimento Rogers no salió como se esperaba y la valentía de convocar a López y Navarro tampoco funcionó, diluyéndose los dos a medida que avanzaba el campeonato. 

Unos porcentajes de tiro deplorables y la debilidad en el rebote fueron decisivos para no poder ir más adelante.

Nuestros doce fueron: Angulo, De la Fuente, De Miguel,  Dueñas, Garbajosa, Herreros, Jiménez, López, Navarro, Alfonso Reyes, Nacho Rodríguez y Rogers. Lolo Sainz abandonó el equipo después de este campeonato, dejándolo en manos de Javier Imbroda. 

Y entonces dije ¿Con quién ha empatado ese Gasol? Vamos a llevarnos a Johnny,
que es el futuro de nuestro baloncesto.


No obstante, la oportunidad perdida de Sidney fue la última antes de un ciclo triunfal que todavía hoy está dando los últimos coletazos.

15 de septiembre de 2016

Lluvia de millones

Allen Crabbe (Portland): 18,5 
Tristan Thopnson (Cleveland): 15,3
John Leuer (Detroit): 10,0
Austin Rivers (Clippers): 11,0
Pau Gasol (Spurs): 15,5
Manu Ginobili (Spurs): 14,0
Tim Duncan (Spurs): 5,5
Mike Conley (Memphis): 26,5
Chandler Parsons (Memphis): 22,1
Dirk Nowitki (Mavs): 25,0
Bismack Biyombo (Magic): 17,0
Evan Fournier (Magic): 17,0
Miles Plumlee (Bucks): 12,4
Ian Mahinmi (Wizards): 16,0
Hassan Witheside (Miami): 22,1
Derrick Rose (Knicks): 21,3
Nico Batum (Hornets): 20,9
Dwight Howard (Hawks): 23,5
Dwayne Wade (Bulls): 23,2
Rajon Rondo (Bulls): 14,0
Robin Lopez (Buls): 13,2
Al Horford (Celtics): 26,5
Timofey Mozgov (Lakers): 16,0
Jose Calderón (Lakers): 7,7
Ryan Anderson (Rockets): 18,7
Ricky Rubio (Minessotta): 13,4
Kevin Garnett (Minesotta): 8,0

Una lista interesante, compuesta principalmente por jugadores de medio pelo que ni siquiera han sido All-Stars, y veteranos venidos a menos que ya han visto pasar sus días de gloria. La cifra a la derecha corresponde a su salario de este año, en millones de dólares. 

¿Casi 30 millones y quieres que no me ría?

Llama la atención que Tim Duncan, ya retirado, se embolse este año más de cinco quilos. O que otro que está casi retirado como Garnett, se lleve ocho. O las bromas de Mozgov, Conley, Biyombo o Witheside. Comprensibles desde el punto de vista sentimental los casos de Ginobili o Nowitzki. Para hacérselo mirar en cualquier caso, aunque haya caído una lluvia de millones por los derechos televisivos. Y eso cuando hay otros jugadores mucho más válidos que se llevan una cantidad muchísimo menor que estos individuos...

Así se van los jugadores europeos para allá. No jugarán, pero se lo llevarán tieso.



6 de septiembre de 2016

Bronce dorado

Siguiendo con noticias de la más rabiosa actualidad, la Selección española de baloncesto ha ganado la medalla de bronce en los JJOO de Río 2016. Son ya cinco ediciones de JJOO consecutivas (mejorando la mejor racha hasta ahora, de 1980 a 1982) y tres podios consecutivos, dos platas y este bronce (pulverizando el mejor registro hasta ahora, la mítica plata de Los Ángeles).

Un bronce que ha pivotado alrededor de Pau Gasol, como suele ser habitual en los éxitos de los últimos tres lustros. Un Gasol que no ha necesitado actuaciones extraterrestres como las del pasado Eurobasket para ser tan determinante como siempre. Quizá porque el equipo acompañó algo más. Quizá por el planteamiento de Scariolo. Quizá por su ascendente en el baloncesto FIBA.

Pau Gasol. El más grande. Todo gira a su alrededor.


Una vez más, Francia se fue a casa con total impotencia. Esta vez no hizo falta que Gasol hiciera los trabajos de Hércules (5 puntos, 8 rebotes, 3 asistencias, 2/7 tiro...). Bastó el partidazo de Mirotic (23-5-2) y sobre todo de Hernangómez (18-6 en 17 minutos). Poca historia, salvo que será el último de Toni Parker con los bleu. Ya lo siento.

El partido de semifinales, ante el USA Team, fue raro. El resultado apretado (76-82), pero la sensación fue que no hubiéramos ganado nunca. Apretábamos el marcador con gran esfuerzo y luego se iban de 10 en un pis pas. Veintiún rebotes de ataque concendidos y sobresaliente partido de De Andre Jordan (16 rebotes) y Klay Thompson, con un Durant más terrenal (menos mal) y un Anthony para olvidar (2 de 11). Aquí sí que Gasol se empleó a fondo (23-8-2), pero poco más aparte de Rudy y el Chacho.

Un resultado que, no por menos esperado fue menos doloroso. Sobre todo al ver cómo luego los americanos pasaron por encima de Serbia. Seguro que nosotros hubiéramos dado más juego en la final, pero la vida es así. Por no hacer los deberes antes, nos tuvimos que cruzar en semifinales...

La medalla de plata se pierde. La de bronce, se gana. Y esta se ganó con sangre, sudor y lágrimas. Todo esto nos hicieron derrochar los boomers con Baynes, Dellavedova, Bogut, Andersen y Motum haciendo el trabajo sucio y dejando el brillo para Patty Mills (30), que casi nos gana el partido él solito.

Euforia tras la batalla.


Pero Gasol (29-11-2) no lo iba a permitir y lideró a los nuestros en un partido que, salvando el primer cuarto, se movió en el filo de la navaja. No estuvo solo. Mirotic, Rudy y el Chacho fueron grandes secundarios, sin apenas descentrarse a pesar de los recados que iban dejando los australianos.

Vale, la última personal no fue. Pero no se podrán quejar de todo lo que les permitieron repartir. No eran caramelos, precisamente. Una pena, porque en la primera fase estaban haciendo un baloncesto primoroso. Para mí eran favoritos para la final, pero Djordevic es un perro viejo y los serbios los crujieron en semis.

¿El futuro? Lo veo mejor que hace un año. Se supone que tendremos a Marc, al menos un par de años. Y Willy ha demostrado que puede hacer cosas con minutos y confianza. Mirotic, Chacho, Rudy... Abrines deberá tener minutos. Esperemos a Santi Yusta y Abalde, o a Guillem Vives... No, no nombro a Ricky. A pesar de que terminó mejor de lo que esperaba, sigue sin ser santo de mi devoción. Como Llull, muy desdibujado a pesar de su indudable esfuerzo en la defensa, sobre todo en la lucha por el bronce.

Tres podios consecutivos. Al nivel de EEUU, URSS o Lituania.
Orgullo de equipo


Mención aparte para Scariolo. Supo llevar al equipo a cotas de altísimo nivel y prepara los partidos con minuciosidad. Ha sabido adaptarse a un equipo a años luz en talento al de hace cuatro o cinco años. Y del físico no te hablo, que me da la risa. Pero aún así, chapó. Visto lo visto, qué gran oportunidad perdida en el Mundobasket 2014. Con Sergio en el banco, otro gallo hubiera cantado. Y no el francés, precisamente.

Gran homenaje a la generación del 80, con un partidazo para recordar que seguro que valoraremos más en los próximos años.

¿Y ellas? Merecen cerrar la entrada.





16 de agosto de 2016

Primera fase no apta para menores

Ayer terminó la apasionante fase de grupos en los JJOO de Río. Una fase de grupos no apta para menores, no por la crudeza de sus imágenes, sino porque es de las que han separado los niños de los hombres.

España ha agudizado la tendencia de los últimos años en que comenzaba los torneos invariablemente mal, con las críticas arreciando a placer, destilando veneno, para luego enderezar el rumbo con puñetazos contundentes sobre la mesa.

En esta ocasión, por primera vez, la Selección comenzó un gran campeonato con dos derrotas consecutivas. La primera por dos puntos (70-72) tras desperdiciar quince de ventaja sobre los otrora pusilánimes croatas. La segunda por un punto (65-66) ante los luego defenestrados anfitriones. En los dos casos (más en el primero) los partidos fueron ganables hasta el último segundo. 

La consecuencia: sin margen de error, había que ganar a Nigeria, Lituania y Argentina de forma consecutiva. Casi nada al aparato.

El resultado: victoria agónica ante Nigeria, pidiendo la hora; paliza a Lituania (+50, máxima diferencia de España en unos JJOO) y otro repasito a Argentina (+19) y su admirada generación dorada. 

Andrew Bogut, un crack escondido en GSW

 El premio: la clasificación como segundos de grupo y, como siempre, Francia. Si se gana a los galos (ayer ya vi a Vincent Collet en la grada mirando lo que se le venía encima), los USA Boys en semifinales. O, dicho de otra forma, el bronce en el horizonte como mal menor. 

Los cuartos de final quedan así:

  • Estados Unidos - Argentina: tras las palizas a China y Venezuela, los estadounidenses han tenido tres partidos complicados (+10 ante Australia, decidido en los minutos finales; +3 a Serbia, desperdiciando un 25-11 y con triple final fallado de Bogdanovic para empatar; y +3 a Francia, sin Parker). Por su parte, Argentina hizo los deberes e incluso venció a Brasil tras dos prórrogas antes de caer ante España. La última oportunidad de Scola, Nocioni, Ginobili y Delfino de hacer historia. Pronóstico: EEUU por menos de 10.
  • Australia - Lituania: con solo una derrota ante EEUU, los australianos son segundos de grupo. El baloncesto que hacen es de altísimo nivel, con una rotación de doce jugadores que aportan, con Dellavedova en la dirección, Mills en la ejecución y Bogut como faro guía. Me encantaron contra EEUU.  Lituania se ha desinflado, perdiendo de paliza con España y el partido que les daría el primer puesto contra Croacia. Hay quien dice que todo estaba amañado, pero... Solo Kalnietis y a veces Kuzminskas recuerdan el buen baloncesto báltico. Pronóstico: Australia por más de 10. 
  • Francia - España: Parker casi no ha estado, pero tampoco ha hecho falta. Tras perder 87-66 contra Australia en la primera jornada, han solventado bien las sucesivas papeletas sin cargar de minutos a sus estrellas. Bien Heurtel, De Colo y Diaw con Batum más gris. Otro episodio de rivalidad con España. Pronóstico: España por menos de diez.
  • Serbia se clasifica cuarta del grupo de Estados Unidos tras vencer solo a China y Venezuela (eso sí, solo -3 con EEUU y -1 con Francia). Teodosic está bastante apagado, aunque Jokic, Raduljca o Kalinic están llevando al equipo adelante. Enfrente los croatas de Bogdanovic, Saric y Simon, primeros de grupo con la única derrota ante ¿Nigeria?, tendrán que demostrar su carácter. Pronóstico: Serbia por menos de diez. 


KD, una delicia verle moverse por una cancha de baloncesto

Me quedo con:
  • La imagen de Navarro, Felipe, Pau y Calderón sacando las castañas del fuego ante Nigeria. Era como volver diez años atrás. 
  • Bogut. Mucho mejor que lo que se ha visto en GSW. 
  • El juego de Australia en general.
  • Kevin Durant enchufando triples como si fueran bandejas
  • El Bogdanovic croata, echándose el equipo a la espalda y mostrando carácter con su socio Saric. 
  • El orgullo de Nocioni, Ginobili, Scola y Delfino venciendo a Brasil tras 50 minutos.
  • La recuperación del tono de España. 

Bojan Bogdanovic, carácter croata

5 de agosto de 2016

Doce para Río

Buf... esto es un erial. Una sola entrada para todo 2016... Y hay tanto que comentar.... El título del Madrid, el anillo de los Cavs, la retirada de Bryant, los nuevos contratos de la NBA... seguir con la serie de "Una vida con la Selección"...  Tengo muchos deberes...

Pero la actualidad manda, a apenas un par de horas para que comience la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 2016, a celebrar en Río de Janeiro. Unos JJOO que probablemente se recuerden como el mayor despropósito de los últimos tiempos. Recordemos que Río venció a Madrid en la última votación, contra todo pronóstico. En el pecado llevan la penitencia. 

Centrándonos en lo que nos importa, mañana mismo comienza la competición de baloncesto. Dos grupos: el A (Francia, EEUU, Venezuela, Serbia, China y Australia) y el B (Croacia, España, Lituania, Brasil, Argentina y Nigeria).

El grupo de España es probablemente el más difícil (país anfitrión, subcampeona de Europa, Croacia venciendo el Preolímpico en Italia, los siempre competitivos argentinos), pero en el que España no debería caer por debajo del segundo puesto, lo que asegura un cruce de cuartos asequible (Serbia o Australia, diría yo). 

No hay más fotos en esta entrada, porque todo depende de este tío


La lista de Scariolo no ha dado ninguna sorpresa: Pau, Rudy, Chacho, Llull, Ricky, Calderón, Navarro, Abrines, Claver, Felipe, Willy, Mirotic. La baja de Marc Gasol ha sido un duro palo, porque el juego interior queda bastante cojo y escaso ante las selecciones previsiblemente más potentes. 

Además, Calderón y Navarro van por el nombre porque está claro que están en franco declive. La posición de Scariolo debe ser complicada, pero yo hubiera llevado a Vives y/o Ribas (aunque este último me parece que se ha caído por lesión) y a San Emeterio. Personalmente no me gusta nada Ricky Rubio, pero entiendo que por status también va a ir siempre que esté en condiciones físicas...

Todo dependerá de la respuesta de Felipe en el juego interior, de que Claver confirme las buenas sensaciones de los últimos tres - cuatro partidos del pasado Eurobasket, de que Abrines mantenga un buen nivel, de que Ricky tenga su mejor nivel, de que Mirotic de el salto de calidad que se espara una vez asentado... y sobre todo de que Gasol sea el mismo que en 2015. Si esto último es así, el cielo es el límite (medalla de plata). Si Gasol da un bajón en el rendimiento, las cosas se nos van a poner muy complicadas.

Mi pronóstico es que por lo menos llegaremos a semifinales. Espero disfrutar y sufrir lo menos posible. 


21 de febrero de 2016

Un All-Star de pandereta

¡Primera entrada del año en el blog!

Lo tengo muy abandonado, la verdad. De un tiempo a esta parte me está costando horrores encontrar algo sobre lo que escribir y más aún encontrar tiempo y ganas. Aún así, y con retraso, me apetece verter algunas reflexiones en este cajón desastre que es Veinticuatro segundos.

El lunes pasado pude ver en diferido el último cuarto del Partido de las Estrellas. De risa, amigos. Un resultado de 196 - 173 es para echarse a temblar. Defensas inexistentes, continuos tiros de tres, 1 vs 1, alley-oops... Visualmente es la leche, baloncestísticamente una mierda. 

Puedo meter 37 puntos en un cuarto

Ahí llegaba Paul George con la posibilidad de hacerse con el record de anotación del mítico Wilt Chamberlain, que lo dejó en 42 puntos hace más de cincuenta años. Hubiera sido un chiste que George batiera el record en un partido así, una falta de respeto a los gigantes que han construido los cimientos de lo que hoy es la NBA. Menos mal que en el Oeste entrenaba un old-school como Greg Popovich, que ordenó una defensa de 2 vs 1 en el último minuto contra el de Indiana. Menos mal que había alguien en todo ese circo que respetaba los principios del juego. 

Y menos mal que ya no lo ponen en abierto y no tengo tentaciones de trasnochar, porque para ver eso me quedo en la cama. En los años ochenta y en los noventa también había momentos lúdicos, pero en el último cuarto todos se ponían el mono de trabajo y podías ver a los mejores jugadores del planeta intentando ganar un partido maravilloso.  

Concurso histórico

A este partido nos había llevado el de los jugadores USA contra el resto del mundo (esto ya lleva unos años siendo una broma) y un tío de 2,13 ganando el concurso de habilidades y Klay Thompson llevándose el concurso de triples con un carro final perfecto, en el que todos los balones valían doble.

Pero por lo que recordaré este año es por el mejor mate de la historia de los concursos. Aaron Gordon tenía que haber ganado, pero no pudo ser. Para el recuerdo, un salto que le hubiera valido el bronce en los JJOO de Londres y en el que permaneció en el aire durante 97 centésimas de segundo. 

I believe I could fly