3 de diciembre de 2011

Un día como hoy

 3 de diciembre de 1989.

Un día como hoy, hace veintidós años.

El Real Madrid jugaba contra el CAI de Zaragoza. Sin embargo, el partido no se pudo disputar. La carretera se llevó a Fernando Martín Espina, el primer jugador español en jugar en la NBA, cuando apenas tenía 27 años y toda una carrera por delante.

Un físico privilegiado (nadador, balonmanista, jugador de tenis de mesa... baloncestista). Una cabeza como una roca. Confianza ilimitada en si mismo. Un adelantado a su tiempo.

Su historia es bien conocida. Cómo una tarde lluviosa hizo que los equipos de balonmano y baloncesto del colegio tuvieron que compartir pabellón. Un partido, una pachanguita. Pero ganaron los de balonmano. 

Luego, con 18 añitos, subcampeón de liga con Estudiantes (en la prehisteria, antes incluso de la ACB). Llegó la selección nacional y el Real Madrid. Un poco más tarde, en 1986, la NBA. Pero entonces no era como ahora. Entonces sólo llegaban los mejores de los mejores. Él fue el primer español y el segundo europeo (el tronco Georghi Glouchkov fue el primero).Y tuvo la personalidad de exigir que escribieran su apellido con acento, Martín. Como Dios manda.


No fue una decisión fácil. Hacerlo le costó tener que renunciar a la selección española, por ser "profesional". Hacerlo le costó chupar banquillo más de lo que estaba acostumbrado. Mucho más. Pero demostró que podía hacerlo y volvió a casa. A SU Real Madrid. Compartió equipo con Drazen Petrovic (también fue a Portland; también se lo llevó la carretera) y lo ganó todo, hasta aquel quinto partido en el que Neyro le hizo pagar todas juntas al croata y por extensión al equipo blanco. 

Drazen se fugó a Portland. Fernando se quedó. Hasta podía volver con la selección, al cambiar la arcaica norma. De hecho, su maltrecha espalda le impidió participar en la fase clasificatoria del Europeo ´91. 



Aún estaba lesionado cuando se dirigía al pabellón a ver el partido. A Fernando le gustaba la velocidad. Ya había tenido un accidente con el coche de Antonio Díaz Miguel, que quedó destrozado años antes. Algo pasó, iba demasiado rápido; perdió el control, invadió el carril contrario de la M-30 y chocó de frente con el coche que conducía Ricardo Delgado Cascales, que pudo sobrevivir aunque con graves secuelas.

Las imágenes eran terribles. Sus fotos ensangrentadas, el coche destrozado. Compañeros y rivales conmocionados por la noticia. El gran Audie Norris, con el que había mantenido duelos titánicos, se quebró como un junco delante del féretro y rompió a llorar. Muchos lo hicieron.

Fernando Martín es Historia viva de nuestro baloncesto. Sin él, ni otros como él, nuestro deporte no estaría en el lugar en el que ahora está, en lo más alto. 

Por eso se me puso la carne de gallina cuando Rudy Fernández le homenajeó en el concurso de mates de 2009, haciendo el primer mate con la camiseta histórica de Portland y el número 10 de Martín. El impresentable del locutor yanqui se preguntaba si Rudy estaría homenajeando a Ricky Martin. ¡Payaso!.



Esta entrada no es solo un homenaje a Fernando. También es para recordar a Ricardo Delgado, "el otro". La vida es injusta, somos las personas las que tenemos que enmendarlo.

 


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