24 de diciembre de 2012

Nostalgia en Navidad

Hoy es Nochebuena y, aparte de que es un día para pasarlo en familia, hasta hace no muchos años era sinónimo de buen baloncesto.

No en vano, por estas fechas se celebraba el Torneo de Navidad del Real Madrid, posteriormente Torneo Memorial Fernando Martín. 

Era una oportunidad para disfrutar del baloncesto de forma lúdica, sin que la competición fuera lo más importante. Además, era la ocasión en que se podían ver equipos que normalmente no aparecían por estos lares, tipo universidades americanas (cuando el baloncesto universitario estadounidense era todavía entonces claramente superior al europeo), selecciones europeas o americanas, equipos All-Star de Estados Unidos (compuestos por veteranos curtidos en mil batallas en busca de equipo) o representantes de baloncestos exóticos para el común de los mortales, como sudamericanos o equipos oceánicos. 

Selección URSS, Yugoslavia, North Carolina, Ignis de Varese, Simmenthal Milan, Panathinaikos, Jugoplastika... Sabonis, Divac, Danilovic, Raga, Bodiroga, Kukoc, Radja, Tkachenko, Tarakanov...

Nombres e imágenes para el recuerdo y para abrir boca antes de la cena de Nochebuena, como un joven Sabonis rompiendo el tablero.



Pero la cosa fue languideciendo. Primero, porque cada vez era más difícil formar un cartel de primer nivel, ya que en esas fechas era complicado que los equipos punteros prefirieran viajar y jugar unas pachanguitas más o menos oficiales, además de que las diferentes competiciones se iban cargando de partidos. Luego, por qué no decirlo, por la dejadez de los responsables del Real Madrid, que fueron dejando de lado el interés por mantener lo que era una tradición y un prestigio. 

Las últimas ediciones, perfectamente olvidables, se redujeron a un partido único entre el Real Madrid y un invitado. Un sparring que en ocasiones noqueó al anfitrión, que también pasó su particular travesía por el desierto.

No obstante, estas fechas están un poco más vacias desde entonces. Lo echo de menos. 


1 comentario:

Marcos dijo...

Menos mal que aún quedan las pachangas de los sábados, más lúdicas que nunca