1 de abril de 2012

El señor de los anillos

Si Wilt Chamberlain es el prototipo de jugador ofensivo, Bill Russell es el jugador de equipo por excelencia. Un líder que ayudó a cimentar la mistica de mis idolatrados Boston Celtics, aplicando las aptitudes de cada uno al éxito del colectivo. 

Este señor, que medía apenas 2.06 (poco en la actualidad, pero bastante aceptable en los sesenta) y pesaba poco más de cien kilejos, se enfrentó a bestias de la naturaleza como Bob Petitt o Wilt Chamberlain y los superó ampliamente. Se llevó 11 títulos en una carrera de 13 años, los dos últimos como jugador-entrenador. Vamos, que tiene más anillos que dedos en las manos. 

El señor de los anillos


Y lo hizo a base de sacrificio, de defensa. Dio a los Celtics, que antes de su llegada eran un equipo ofensivo y atractivo de ver pero que no llegaban demasiado lejos (como los Suns, por ejemplo) una solidez defensiva espectacular que les permitió llegar lejos, muy lejos. 

Casi mil partidos en su carrera, con medias de 15.1 ppp, 22.5 rpp y 4.3 app en 42,3 minutos de juego por noche. Hay que decir que su media de rebotes es ligeramente inferior a la de Chamberlain, pero fue más estable a través de los años. Y que si se hubiesen contabilizado los tapones, probablemente estaría entre los máximos fabricantes de gorros de la historia de la NBA. 

Pero es que, además, sus medias en playoffs subieron a 45,4 minutos, para 16.2 ppp, 24.9 rpp y 4.7 app en 165 partidos. Las estrellas de verdad no solo rinden en la temporada, sino que durante las eliminatorias por el título hacen subir sus prestaciones en beneficio del equipo. Aquí tenemos una muestra más. 

Duelo en las alturas I: Russell - Chamberlain


Su palmarés, de vértigo: campeón olímpico en Melbourne 1956, 11 veces campeón de la NBA, 12 veces All-Star, 5 veces MVP de la NBA, 1 vez MVP del All-Star, 4 veces máximo reboteador...

Duelo en las alturas II: Russell - Chamberlain
 

Aparte de tener curiosas teorías que le ayudaban a mantener una superioridad psicológica sobre sus adversarios, como que el 80% de los rebotes se cogen por debajo del aro (en mi caso es el 100%), así que no hay que ser un superdotado físico para cogerlos, sino querer cogerlos.  Era capaz además de perdonar a un rival y no ensañarse con él taponándole continuamente porque no quería que cambiara su tiro... Era un crack, vamos.


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