26 de abril de 2018

Philly está de vuelta (y me alegro)

Philadelphia, además de un queso para untar, es una de las cunas del baloncesto estadounidense y hogar de una de las franquicias históricas NBA, con  algunos equipos que son considerados entre los mejores de la Historia de manera unánime.

Los únicos capaces de interrumpir la tiranía de los Celtics en los años 60 del siglo pasado, un equipo con el recientemente fallecido Hal Greer, Paul Arizin o el gran Wilt Chamberlain ganó el título en 1967. 

Años después, otro gran equipo entrenado por Billy Cunningham, Kangaroo Kid, (campeón en 1967 como jugador) y con Mo Cheeks, Dr. J y Moses Malone (sí, el mismo del Fo, fo, fo o del Moses, take us to the Promise Land) rivalizaron con Celtics y Lakers en la primera mitad de la década de los ochenta y se proclamaron campeones en 1983. 

Los pilares de la tierra


Pero esta franquicia, mítica donde las haya, ha pasado una dura travesía del desierto después de su último fogonazo de gloria a principios del siglo XXI, de la mano de Allen Iverson y Larry Brown. Una travesía del desierto tan dura que ha firmado tres temporadas consecutivas con menos de 20 triunfos. 

Tanta derrota tuvo, sin embargo, su premio: tres números 1 consecutivos en el draft, aunque tuvieron que pagar también un precio de sangre. Joel Embiid y Ben Simmons pasaron una temporada en blanco antes de poder deslumbrarnos con su juego, mientras que Markelle Fultz apenas ha jugado un par de partidos, suficientes para convertirse en el jugador más joven en firmar un triple doble. 

El resultado ha sido una temporada con más de cincuenta triunfos, la primera desde 2001 y la tercera desde hace treinta años, un pasaporte brillante para las eliminatorias, terceros del Este por encima de LeBron y sus Cavaliers, y una solvente clasificación para las semifinales de Conferencia.

 
Joel Embiid


Philadelphia ha tenido paciencia y grandes dosis de tanking para lograr estar donde está, pero este año además ha jugado muy bien en los despachos para rodear a sus estrellas de jugadores solventes. Veamos: JJ Reddick, Marco Belinelli, Ersan Ilyasova, Amir Johnson, TJ McConnell, Robert Covington, Dario Saric... Un equipo profundo, con juventud, veteranía y talento. 

Por encima de ellos está Ben Simmons. Australiano. Rookie de 21 años. Base, 208 cm, un puñado de triples dobles, una visión de juego fuera de lo común... y sin tiro exterior. Literalmente. Se ha jugado un total de ¡11 triples! en la temporada y ha metido ¡0!. Con 15,8 ppg, 8,1 rpg, 8,2 apg, 1,7 robos y 0,9 tapones, ha dominado el juego como nadie, jugando 81 partidos (casi 34 mpg). Le comparan con LeBron, pero yo no he visto nada igual desde Magic. 

Ben Simmons

Y, por si fuera poco, Joel Embiid. Camerués. Sophomore de 22 años. Pivot, 213 cm, 22,9 ppg, 11 rpg, 3,2 apg, 1,8 tapones y 0,6 robos en poco más de ¡30 minutos!. Dotado con un juego de pies que recuerda poderosamente a Hakeem Olajuwon, será uno de los pivotes dominantes de este deporte en la próxima década. 

Los Sixers están de vuelta, los viejunos como yo nos alegramos y el baloncesto está de enhorabuena. 

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