24 de mayo de 2015

Veinte años no son nada

Ha pasado ya una semana desde que el Real Madrid de baloncesto, a las órdenes de Pablo Laso, rompió una maldición que ya duraba veinte años. Noveno título europeo para un equipo que es historia viva de este deporte. 

Y lo ha hecho haciendo frente a sus complejos y sus monstruos. Derrotando en la semifinal al gran ogro de la Euroliga, el gran Zeljko Obradovic, que la ha ganado con cuatro equipos diferentes y que fue precisamente uno de los grandes protagonistas del último gran título madridista. Un equipo, el Fenerbahce turco, con una plantilla bastante apañada y que había derrotado al Barcelona para llegar a la Final a Cuatro de Madrid.

En el horizonte se perfilaba el CSKA, quizá el favorito máximo para el título, aunque parece que la falta de Messina ha pesado demasiado. Así que, quien esperaba el domingo por la tarde, era el viejo enemigo, Olimpiacos, Spanoulis, Printezis. Los mismos que hace un par de años rompieron el corazón blanco remontando veinte puntos de ventaja en un suspiro para alzarse con la copa.

 
Por lo menos fue en color...


Esta vez no fue así. 

Es probable que el Real Madrid tenga una plantilla inferior a la de los últimos años. Para empezar no está Mirotic, y su hueco no se ha terminado de llenar.

Es también probable que el Real Madrid tenga este año una plantilla demasiado vieja, comparada con las últimas. A los años que van cumpliendo los Rudy, Chacho, Felipe y Llull, hay que añadir la edad de los nuevos fichajes.

Pero lo que es cierto es que el Real Madrid tiene la plantilla con más carácter. Para ello ha fichado a Ayón, a Maciulis y, sobre todo, a Nocioni (lo de Campazzo me parece un poco broma, la verdad). El chapu, odiado cuando jugaba en el TAU / Caja Laboral, ha subido a los altares de la religión merengue ganando un merecido premio MVP a sus treinta y cinco años de edad. Merecido, porque no hay más que ver los estratosféricos tapones que ha colocado en semifinales y final, para hundir sicológicamente a sus rivales. 

Grandes aciertos, sobre todo Ayón (ha llegado en un gran momento al tramo decisivo, supliendo el bajón de Boroussis o quizá siendo causa directa del mismo) y Nocioni. Como gran acierto fue mantener a Slaughter (sigue dándolo todo en defensa, sea quien sea el rival que tenga delante, base, escolta o pivot) y a Pablo Laso, que se ha repuesto del despido de su cuerpo técnico. 

Porque lo de Laso es de traca: ocho títulos en doce finales de las quince posibles. Desde Ferrándiz y Lolo Sáinz no se ha visto nada igual.

Hagamos un poco de memoria baloncestística:

Año 1995: Antúnez, Arlauckas, Cargol, Sabonis, Martín, Biriukov, Lasa, Santos, Kurtinaitis, García Coll, Skeeter Henry, Romero, Ferrer y Silva

Año 2015: Chacho, Llull, Campazzo, Carroll, Rivers, Rudy, Maciulis, Nocioni, Reyes, Ayón, Slaughter, Mejri, Bouroussis.

Aunque la presencia del gran Arvidas Sabonis y de Arlauckas desvirtúa un poco el cuadro, podemos decir que la plantilla actual tiene más fondo de armario o que, al menos, no cuenta con ninguna superestrella. Y aún así disfrutamos de su baloncesto atractivo y solidario. 

A por el triplete



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