13 de marzo de 2021

El ocaso de un semidios

Vuelvo a este blog catorce meses después de la última entrada, y lo hago con pesar. No solo porque desde finales de 2018 apenas he completado media docena de entradas, sino porque aún esas pocas se centraban en fallecimientos de exjugadores, lo que había convertido a 24 segundos en casi una lista de obituarios más que en un blog de baloncesto. 

Hoy escribo de nuevo, con ocasión de la "vuelta" de Pau Gasol a la que fue su casa y donde deslumbró al mundo hace ya la friolera de veinte años: el FC Barcelona. 

Entrecomillo "vuelta". No hay que perder de vista que Pau lleva cerca de dos años sin pisar una cancha de baloncesto. Como mucho, un puñado de videos en los que se le ve entrenar, sin contacto. Sí, mete tiros que da gusto, parece que se mueve bien, pero... 

Camino de los cuarenta y un años, en el horizonte se va engrandenciendo la figura de los JJOO de Tokyo. El año de aplazamiento (veremos si se celebran este 2021 o no), abrió una ventana de esperanza a Pau de poder retirarse en un gran acontecimiento deportivo, a la altura de su inmenso legado. 

Es de suponer que la motivación principal de esta "vuelta" es ponerse en tono físico y competitivo para despedirse con el Equipo Nacional con el que dominó en baloncesto FIBA de una forma que solo se vio en tiempos de las extintas selecciones de la Unión Soviética y de Yugoslavia. 

La duda es si lo logrará. 

 

Pase lo que pase, con Pau a muerte

Dice Antoni Daimiel, que de esto sabe un poquito, que no hay precedentes de una vuelta de un jugador de su tamaño y edad, a un nivel similar al demostrado antes de la lesión. Mala cosa, porque ya en 2018 sus prestaciones estaban lejos de las demostradas ese par de años deslumbrantes e Chicago. Incluso en el Eurobasket 2017, en semifinales fue incapaz de quitarse de encima la presión de los voluntariosos defensores interiores eslovenos, a una distancia sideral en talento, pero que lograron que Pau pareciera más humano que nunca. 

O sea, en 2017 y sobre todo en 2018 ya se vislumbraba el ocaso físico de nuestro héroe. Y sin físico, a pesar de su inmenso talento, es imposible jugar baloncesto de alto nivel un par de veces por semana. 

Supongamos que se pone a tono en Barcelona. ¿Cuál es el verdadero nivel hoy en día de Pau Gasol? Opiniones hay para todos los gustos: desde que los que opinan que aún estando cojo es capaz de dominar el baloncest FIBA a los que piensan que se va a arrastrar por las canchas. Lo más probable es que se encuentre en un punto medio: un jugador aprovechable en tramos cortos de los partidos, con un gran arsenal y capacidad ofensiva, pero que en defensa va a sufrir y a hacer sufrir a su equipo, a pesar de que las normas FIBA pueden ayudar a maquillar sus más que previsibles carencias. 

Desde el punto de vista del FC Barcelona, la operación es muy importante a nivel de mercadotecnia, con las camisetas de Pau vendiéndose como si no hubiera mañana. En cuanto a lo deportivo, está por ver si Jasikevicius es capaz de hacerle un hueco. La tarea no es fácil, porque siempre habrá suspicacias si juega demasiado tiempo con un nivel lejos de lo que la mayoría de los aficionados espera. Y si no juega, tampoco parece que será algo fácil de justificar. 

La papeleta de Scariolo tampoco es pequeña, si Pau logra jugar con relativa frecuencia un puñado de minutos. La presión mediática para reservarle un puesto, va a ser sideral. Es evidente que por Historia, con mayúsculas, Pau se merece todo. Pero podemos vernos en la tesitura de regalar un puesto de los doce seleccionados, solo por su nombre.

Yo lo tengo claro. Prefiero recordarle como era hace tres temporadas antes que verle arrastrarse por las pistas por no saber poner fin a tiempo a su esplendorosa trayectoria. No obstante, confío en su cabeza privilegiada (pocas estrellas deportivas españolas, quizá solo Rafa Nadal, manejan tan bien la materia gris como nuestro Pau) y su criterio para que, si la cosa no va bien, él sea el primero en reconocerlo y dar un paso a un lado. 

Hablamos de Pau Gasol, un tío que ha dominado el baloncesto FIBA durante años. No merece ahora vivir de la caridad, sino una despedida a la altura de su leyenda, si fuera necesario.

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