28 de diciembre de 2015

Una apisonadora pasó por el Palacio

Llevaba semanas esperando el partido de ayer. El primer Clásico de la temporada, de muchos que esperamos ver. 

Llegaban ambos equipos con dinámicas que pronosticaban un partido igualado. El Madrid, recuperándose de un inicio titubeante; el Barcelona, titubeando tras un inicio arrollador en Euroliga y en la competición doméstica. Partido igualado entonces, con una ligera ventaja para el Madrid por aquello de jugar en casa.

De repente un extraño, Ndour


La ilusión duró justo hasta el salto inicial. Se vio desde el inicio que Xavi Pascual había tomado el pulso al partido desde la preparación, buscando una y otra vez a Satoransky en el poste bajo. Este tío, Tomas Satoransky, jugador checo, base de 2,01 metros, se comió a sus defensores por físico y calidad. Avanzado el partido y harto del roto que les estaba haciendo, Pablo Laso ordenó la entrada del prometedor Luka Doncic con la tarea de defenderle. El bueno de Luka recibió lecciones aceleradas de cómo jugar al baloncesto y no se le volvió a ver el pelo después de cuatro minutos de juego.

Vale que Tomic lleva un par de jornadas de bajón, pero qué más da si sale el tronco de Samardo Samuels y se casca un 6/6 en tiros de dos. Si Doellman hace 17 puntos con un solo fallo en el tiro y Pau Ribas vuelve a jugar como al inicio, la cosa pinta mal. Pero si además vuelve Navarro.... 

Y eso que faltaba Abrines.

Por el lado blanco, poca cosa de contar. Los de siempre, haciendo lo de siempre. De nada sirvieron los arreones de Carrol y Ayón, la lucha de Felipe y los momentos de lucidez (pocos) de los Sergios. Suspenso total de Trey Thompkins y del Taylor (horrendo en los libres). 

¿Pablo Laso? Recién renovado hasta 2018, Pascual le superó con claridad y siempre fue a remolque en el juego. No dio con la tecla necesaria y le dio tres incomprensibles minutos (por lo pocos) a Willy Hernangómez. ¿Y este Ndour quién es y para qué ha venido?

Queda mucho tiempo para mejorar (o no, que la Copa está a la vuelta de la esquina), pero este Barcelona mete miedo (y el Valencia no te digo). Quizá la vuelta de KC Rivers dé un poco de estabilidad a la defensa.

El partido lo resumió muy bien Ayón: perdimos de veinte; lo pudimos maquillar, pero perdimos de veinte. En casa.

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