20 de octubre de 2013

Una vida con la Selección - Seúl 88

Volvemos con esta serie para recordar los Juegos Olímpicos de Seúl, celebrados en 1988. Pero antes, tenemos que hablar del torneo preolímpico que se celebró en Holanda y que daba derecho a jugarlos. 

Se clasificaban tres selecciones nacionales por Europa. España había sido cuarta clasificada en el Eurobasket celebrado el año anterior en Grecia, selección que se había sumado a las clásicas (Unión Soviética, Yugoslavia, Italia y España) como candidato de primer orden a la clasificación. 

En resumen, España debía hacer el equivalente a un podio en un Eurobasket. Se daba por hecho que soviéticos y plavis tenían la plaza asegurada, así que quedaban tres selecciones por el último puesto que daba derecho a viajar a Corea del Sur.

No empezó mal la cosa, con victoria en los cinco primeros partidos, si bien ante rivales de escasa entidad: 98-64 a Inglaterra; 118-62 a Irlanda; 103-97 a Suecia; 94-68 a Holanda; 97-70 a Francia.

En la sexta jornada se dio la primera fecha clave: España se enfrenta a Italia. Del partido recuerdo poco, solo cómo Walter Magnifico machacaba una y otra vez el aro español con su tiro de media distancia. Al final, el resultado fue una derrota por la mínima (90-91) que ponía aún más cuesta arriba la clasificación. 



Había que recuperarse del palo con rapidez, porque el campeonato seguía adelante. Así que se derrotó a Alemania Federal (106-96) antes del cruce contra Grecia. Aquí había que hacer dos cosas: ganar y hacerlo por una diferencia de puntos que hiciera a los griegos pensar que se clasificarían ganando a Italia. Ambas cosas salieron bien, ya que el resultado final (91-84) ponía a Esaña con +6 en un hipotético triple empate y a los griegos con -7. Para clasificarse, debían ganar a Italia por 14 puntos, una renta lo suficientemente corta como para motivarles, pero también lo suficientemente amplia como para dar esperanzas a los nuestros. 

España perdió el partido siguiente ante la URSS (82-129), pero ese mismo día los griegos nos dieron el pasaporte al ganar a los azzurri por 94-91. Ya estaba el objetivo, lo que se notó en el último partido que los españoles perdimos ante los plavi (también clasificados) por 73-84. 

En el debe, la grave lesión de un jovencísimo Juanan Morales. No he encontrado el video, pero todavía recuerdo con un estremecimiento su esguince que le rompió los ligamentos. 

Así que, dos meses después nos plantamos en Corea junto a soviéticos y plavis. Estas dos selecciones se encuadraron en el mismo grupo, junto a Australia, Corea, Puerto Rico y la República Centroafricana. España quedó en un grupo a priori más fuerte con Estados Unidos, Brasil, Canadá, Egipto y China.

Soviéticos y yugoslavos se enfrentaron en la primera jornada, vencindo estos últimos (79-92), lo que a la postre les daría el liderato del grupo a pesar de la última derrota ante Puerto Rico. Los soviéticos lo pasaron bastante mal, porque además de esa derrota sufrieron bastante para derrotar a los boricuas (93-81 en la prórroga). La tercera plaza del grupo fue para los australianos, al derrotar a Puerto Rico en la jornada inaugural (81-77). 

En el otro grupo, Estados Unidos fue primera sin despeinarse, ganando todos sus partidos por una diferencia media de 36,5 puntos, incluidos los 46 que infligieron a España en la jornada individual (97-53). Un partido lamentable de los nuestros, que ni siquiera compitieron. 

Dos jornadas tranquilas (+43 a Egipto y +32 a China) fueron el preludio a las batallas ante Brasil y Canadá por la segunda plaza del grupo. 

Ante Canadá, que contaba con Eli Pasquale y Jay Triano como grandes figuras, hubo que remontar un resultado adverso al descanso antes de llevarse el partido por 84-94.

Pero si eso fue duro, más lo fue vencer a Brasil, con el recuerdo del Mundobasket de dos años antes y con los puntazos que nos iba marcando Oscar, uno tras otro. Al final, 118-110 (definitivamente eran otros tiempos) y el premio de evitar a los cocos del otro grupo. 

En los cuartos de final, los plavi se deshicieron de Canadá con solvencia (95-73) y los USA boys destrozaron a su estado libre asociado (94-57). Los soviéticos, por su parte, sudaron tinta para ganar a Brasil (110-105).

¿Y España? Pues su "premio" no fue tal. Como venía siendo habitual, el combinado español no dio la talla en el peor día posible y su seleccionador no encontró las soluciones adecuadas. En un partido trabado llegó con opciones al final, pero el último tiro del Matraco Margall, probablemente el mejor tirador de la Historia de nuestro baloncesto (aún recuerdo las palabras de Pedrito Barthe: "en Australia no creo que conozcan a Margall"), no encontró aro. El resultado final, 74-77, envió a los australianos al cielo y a los nuestros al infierno.



Literalmente, porque las derrotas ante Canadá (91-96) y Puerto Rico (92-93) nos llevaron a la octava plaza final. 

Pero olvidemos estas miserias, porque lo más grande estaba por llegar. 

En semifinales, Yugoslavia bajó de las nubes a Australia (91-70). Mientras tanto, en la otra semifinal, los soviéticos ganaron a los estadounidenses, su primera derrota desde 1972, y esta ocasión sin posibilidad de reclamar. Con un juego de equipo, a la europea, con un Sabonis cojo que aún así se comió al Almirante Robinson y fue exprimido por Gomelski hasta la extenuación, con un equipo de tiradores como Kurtinaitis, Homicius o Marciulonis, los americanos fueron humillados. 



Era la primera selección que llevaba a dos números uno del draft (Manning y Robinson), pero poco más talento había. La prepotencia y la incapacidad del entrenador de Georgetown, John Thompson, hicieron el resto. Los poco imparciales comentarios de Pedro Barthe en la retransmisión, forman parte de la Historia. 

Al final, bronce para ellos, que no dieron opción a los australianos (78-49). 

La final coronó a los soviéticos, que derrotaron a un jovencísimo equipo plavi (76-63) llamado a dominar el baloncesto mundial con su talento. Simplemente, Seúl no fue su momento. Sí fue, en cambio, el canto del cisne de una selección que, primero por la edad y luego por las tensiones políticas, no volvió a ganar un campeonato más después de haber dominado Europa durante treinta años. 

Los soviéticos formaron con Volkov, Sokk, Tarakanov, Marciulionis, Miglinieks, Tikhonenko, Kurtinaitis, Sabonis, Homicius, Pankrashkin, Goborov y Belostenny (estos tres último, ya fallecidos). De ellos, tres acabaron luego con sólidas carreras NBA. 

Por los plavi: Petrovic, Radulovic, Cutura, Kukoc, Paspalj, Obradovic, Zvdoc, Vrankovic, Divac, Arapovic, Radja y Cvetjcanin. Otros seis que acabaron en la NBA. Un equipo jovencísimo y talentoso. 

Los yankees tuvieron a Mitch Richmond, Charles Smith, Vernell "Bimbo" Coles, Jeff Grayer, Willi Anderson, Stacey Augmon, Dan Majerle, Danny Manning, JR Reid, David Robinson y Hersey Hawkins. Sin tiro exterior, excesivamente dependientes de Manning y Robinson (bastante por debajo de su nivel) y sin respuestas en la pizarra, fueron pasto de su prepotencia. Una sola derrota en el campeonato, pero la sensación de fracaso total.

El eterno Díaz Miguel formó a Jiménez, Antonio Martín, Quique Andreu, Fernando Arcega, Ferrán Martinez, Solozábal, Villacampa, Biriukov, Montero, Llorente, Margall y Epi. Fue el equipo de los "baby pivots" (sin Romay o Fernando Martín). Por primera vez además, se seleccionaba a un jugador que no jugaba en la máxima competición nacional (Quique Andreu), aunque aquel verano había fichado por el CAI de Zaragoza, uno de los grandes por aquellos tiempos. 

La sensación española fue también de fracaso. La oportunidad perdida de volver a plantarse en unas semifinales, fue demasiado para mí. Después de los cuartos de final no volví a ver un partido más. El resultad final (dos derrotas) hubiera sido probablemente el mismo, pero el cuarto puesto habría sido suficiente recompensa. Al menos estuvimos en los terceros JJOO consecutivos y durante la primera fase se demostró que se podía competir con selecciones no europeas de primer nivel, pero esa derrota...


No hay comentarios: