Comenzaba la semana con una agria polémica del dueño de Los Ángeles Clippers, Donald Sterling. Un tipo peculiar, cuando menos.
En una conversación telefónica, le decía a su novia que no llevara a "esa gente" a su pabellón. Negros, vamos. No le importaba que se fuera a la cama con ellos, pero sí que se dejara ver en público.
Se montó un pollo de cuidado, con el equipo inmerso en una serie difícil contra Golden State. O sea, que además de ser una rajada importante, la cosa no venía en el mejor momento.
Los jugadores, en su gran mayoría de color (negro), estaban bastante incómodos y molestos con el tipo que les paga las nóminas. Así que salieron al partido con las sudaderas del revés, para que el nombre del equipo no fuera legible.
Comenzaron las especulaciones sobre qué haría la Liga (la NBA) en este asunto. Desde distintos estamentos se pedía la máxima dureza posible, pero pocos confiaban en que fuera así. No olvidemos que, aunque el 70-80% de los jugadores y la práctica totalidad de sus estrellas son negros, la inmensa mayoría de los propietaros son blancos (rosaditos unos, paliduchos otros...).
Se unía además la circunstancia de que el nuevo Jefe es Adam Silver. Era la primera crisis a la que se enfrentaba la NBA sin el liderazgo de David Stern. ¿Qué haría el sucesor? ¿Tendría los bemoles necesarios para hacer lo que jugadores y sociedad demandaba?
La respuesta, en comunicado oficial: sanción de por vida a Donald Sterling, con la prohibición de acceder a instalaciones de la Liga; 2,5 kilos de multa; propuesta para obligarle a vender el equipo (precio de salida, 1.000 millones, que no está nada mal). Ahí, con un par.
¡Así se lo he dejao, señores! |
Hoy sale la noticia de que Donald Sterling está enfermo de cáncer. ¿Para qué? ¿Para dar pena? Anda, y que le den.
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