Han pasado seis meses de 2024 y todavía hoy estoy escribiendo la primera entrada del año, como si fuera un colofón a la última entrada de 2023 que utilicé de terapia para ir asumiendo mi progresiva desconexión de este deporte que tanto me gusta.
Lo hago para celebrar que los Boston Celtics han conseguido, por fin, subir el banderín 18 al techo del TD Garden y vuelven a ser la franquicia con más anillos de la historia de la NBA.
Han sido unos años duros. Más que años, décadas. Desde el anillo de 1986, solo se han conseguido el de 2008 y el de 2024 y se han jugado las finales de 1987, 2010 y 2022. Magro botín para una franquicia que se ha caracterizado siempre por su afán ganador.
El fogonazo de 2008, el primero de Pierce, Garnett y Allen, no se reprodujo por diferentes motivos (lesión de Garnett en 2009, resistencia de los Lakers de 2010 y el progresivo envejecimiento de la base de aquel equipo).
Doc Rivers dejó el equipo y Brad Stevens le sustituyó. Junto con Danny Ainge y la inestimable colaboración de los Brooklyn Nets en uno de los mayores robos de traspaso de la historia del baloncesto, se consiguió ir reconstruyendo el equipo y convirtiéndolo en un aspirante perenne en el Este, pero también por distintos motivos, no se conseguía dar el último paso.
Atras quedan varios intentos y jugadores que fueron apartándose: Isaiah Thomas, Kyrie Irving, Gordon Hayward, Kemba Walker... Estrellas que no fueron capaces de traer el anillo a casa.
En 2022 lo tuvimos en la mano ante unos Warriors crepusculares que tuvieron la suerte (y a un eterno Curry) de cara. Ventaja de 2-1 en la eliminatoria y una ventaja sólida en el tercer cuarto del cuarto partido, todo saltó por los aires con un partido para la leyenda del jugador número 30 de la Bahía. Comenzaron las dudas sobre Tatum y Brown, reforzadas con la sorprendente eliminación en las Finales del Este de 2023 frente a los Heat, convertidos en nuestra némesis, a pesar de estar a punto de ser la primera franquicia en remontar un 0-3 en 155 intentos.
El verano pasado se traspasó a buena parte de la columna vertebral del equipo: Marcus Smart, Malcolm Brogdon (Sexto Hombre de la teporada 22/23) y Robert Williams. Aterrizaron Jrue Holiday y Kristaps Porzingis. Un campeón de treinta y tantos años y unos playoffs 2023 para el olvido y un pechofrío letón con tendencia a las lesiones que pudo haberse convertido en un unicornio generacional y parecía que se quedaba en tierra de nadie.
La profundidad del equipo adelgazaba hasta el extremo. Volvían los tiempos del mago Auerbach, cuando decía que con un cinco titular de élite y un sexto hombre de garantías se ganaban campeonatos. Y, fíjate, que así ha sido.
Hollyday - White (grandísimo jugador) - Brown (reivindicado) - Tatum - Porzingis y añadimos a Horford. Con ellos a muerte, un puñado de morralla para quitarles minutos en la temporada (Pritchard, Hauser, Kornet y luego un poco Tillmann) y tirar triples como si no hubiera mañana para un 64-18 histórico en un Este que está para el desguace y mirando de reojo al salvaje Oeste con Timberwolves, Nuggets y OKC a la cabeza.
El leprechaun vuelve a sonreír |
Cualquiera de los tres daban escalofríos. A saber si nos iba a dar el equipo para derrotar al que saliera de ellos con destino a las Finales. Y, para acabar de poner a prueba el corazón de los aficionados, Porzingis se lesionaba en el G3 de la primera ronda ante Heat después de una temporada razonablemente sano.
No volvería a jugar hasta el G1 de las Finales, pero tampoco hizo falta en unos playoffs que acabaron siendo un paseo (4-1 a Heat, 4-1 a Cavaliers, 4-0 a Indiana) para plantarse en la segunda final en tres años.
Enfrente, Mavericks. Sorprendentes, eliminando a tres equipos de más de 50 victorias con el factor cancha en contra y con Doncic mal físicamente otra vez (este chico tiene que replantearse algo en su carrera si quiere llegar a ser lo que puede ser).
No se podía fallar y no se falló, a pesar de la lesión de KP en el G2 y las dudas tras la apabullante derrota en el G4. Porque los Celtics, a pesar de todo lo sucedido este año y los anteriores, no se han podido quitar de encima la etiqueta de frágiles y la sombra de la debacle sobrevoló las cabezas de todos, como en 2022.
I am lightning a cigar |
Tras las finales se ha renovado a Hauser, Kornet, White y Tatum. El bloque campeón estará unido varios años y, a pesar de que Porzingis probablemente no volverá hasta Navidad o principios de 2025 y que equipos del Este como Knicks y Sixers se están reforzando, habría que mirar el futuro con cierto optimismo, pero también con el alma aligerada por haber conseguido, por fin, el ansiado objetivo, la obsesión de la franquicia.
Dicen que entre salarios y tasas de lujo, los Celtics costarán aprox. 400 millones de dólares en 2025. Los dueños acaban de poner la franquicia a la venta. Timing, que se dice.
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