Han sido unos JJOO poco propicios para nuestros intereses. El equipo femenino no tuvo opción en su partido de cuartos de final ante la actual campeona de Europa y el equipo masculino ni siquiera se clasificó para la fase eliminatoria.
En principio, la tendencia de la Selección Femenina era ascendente después del traumático desenlace de los JJOO de Tokio, con un subcampeonato europeo en el último torneo. A pesar de todo, la clasificación de un torneo preolímpico un tanto discreto, debería haber disparado alguna alarma.
Se presentaba el equipo con alguna polémica, principalmente no haber esperado a Silvia Rodríguez (he leído opiniones contrapuestas, en el sentido de que no había tenido una temporada lo suficientemente buena como para merecer la convocatoria; por el contrario, se decide esperar a María Conde) y la elección de Megan Gustafson por encima de Astou Ndour, que también salía de una temporada un tanto complicada después de su baja por maternidad.
Gran campeonato de Megan Gustafson |
En apariencia la primera fase fue brillante, clasificándose primera de grupo con un balance 3-0 en un grupo con China, Puerto Rico y Serbia. No obstante, si rascamos un poquito vemos que las primeras dos victorias, por la mínima, pudieron caer del lado contrario con mucha facilidad. Con demasiada facilidad, diría yo. Aunque la victoria solvente ante Serbia por 79-62 parecía aclarar un poco el panorama.
La pena fue que el premio de esa primera fase inmaculada fue enfrentarse a Bélgica en el partido de cuartos de final. Aunque las belgas se clasificaron de rebote, parcían estar un escalón por encima, lo que se acabó demostrando en un segundo y tercer cuartos de partido que eliminaron toda opción de victoria para las nuestras. Una máxima diferencia de +3 y un total de 1:28 liderando dan una idea de lo que fue la cosa (Bélgica por el contrario, +22 de diferencia máxima y 36:28 liderando). A pesar del buen partido de Gustafson, Messeman fue demasiado.
El equipo sale tocado, desde el seleccionador hasta casi todas las jugadoras que han sido referentes en los últimos años. En un campeonato que parece la despedida de la eterna Alba Torrens, las buenas noticias han sido el gran campeonato realizado por Megan Gustafson y algunos momentos de Leo Rodríguez. Ahora, las esperanzas están puestas en el cambio generacional, sobre todo con la llegada de Iyana Martín y Awa Fam, diferenciales a nivel mundial en su categoría.
Cara y cruz |
Similares sensaciones teníamos con el equipo masculino.
Clasificado también en un torneo preolímpico que parecía hecho a medida y en la que nos la jugamos contra equipos tan potentes como Angola, Finlandia (sin Markannen) y Bahamas. Cumplido el trámite, los JJOO nos encuadraron en lo que se dio en llamar "grupo de la muerte" con Canadá, Grecia y Australia Por nombres podía ser así, pero el desarrollo del campeonato puso a todos en su lugar y ningún equipo llegó a pasar de la fase de cuartos. A priori, ganar un partido podía ser suficiente para clasificarse como uno de los mejores terceros.
Nuestra esperanza se basaba, principalmente, en la incorporación de Lorenzo Brown tras su magnífico Eurobasket de 2022 en el que mereció el MVP. Se suponía que su juego elevaba el suelo competitivo de la Selección y nos permitiría mirar a los ojos al resto de equipos.
El primer partido se perdió. El primer cuarto nos condenó, pero el equipo no fue capaz de darle la vuelta (0:18 liderando). Australia tuvo a cinco jugadores por encima de 10 puntos y Giddey y Mills fueron martillos pilones. Por nuestro lado, mal partido en general. Aldama fue el más sólido, Willy hizo 14 puntos, pero dando una sensación de restar en defensa y Llull hizo 17, muy criticado por hacer 5/15 T3, pero cuatro o cinco de esos tiros fueron desesperados al agotarse la posesión. Lorenzo Brown estuvo bastante gris (7+7, con 7 pérdidas, 1 de valoración en 25 minutos)
Esperanzador |
Lo peor del partido fueron los últimos 40 segundos. Dos malos ataques dieron paso a un 6-0 australiano y una diferencia de -12 que, a la postre, fue determinante para quedarnos fuera.
El segundo partido, contra Grecia, se preveía a vida o muerte. Los griegos habían puesto en apuros a los canadienses (nada extraordinario, como luego se vería) y nuestro ánimo no era el mejor. Tras un primer cuarto que se consiguió igualar tras un mal inicio, en el segundo cuarto veríamos el mejor juego de España con un quinteto en el que brillaba Jaime Pradilla (+12 en pista). Tras el descanso, Scariolo optó por no darle continuidad al quinteto que había llegado a estar +16 y los griegos comenzaron a recortar, poniéndonos en un brete. El último cuarto fue de infarto y la vieja guardia (Rudy y Llull) salió al rescate. Al final, +7. Sólido Aldama de nuevo, mientras Willy perdía peso en el juego y la rotación. Lorenzo estuvo mejor (7+10, 4 pérdidas), lo que nos daba esperanzas.
Canadá ganó a Australia y el triple empate con ellos y los griegos era una posibilidad tangible. Esos 12 puntos de desventaja con los oceánicos y la escasa victoria contra Grecia, hacía que a estos últimos les valiera ganar por 3 puntos a Australia para desbancarnos como terceros y obligarnos a ganar a Canadá.
España salió a jugar contra los norteamericanos conociendo el resultado del partido previo. Grecia había ganado +6 en un partido que llegaron a ganar por +19 (de haber ganado Grecia por 18, nos hubiéramos clasificado como segundos de grupo) y ya solo valía la victoria, lo que además nos daría el primer puesto del grupo y echaría a Australia de los JJOO.
Mal campeonato |
Aquí nos pesó un segundo cuarto lamentable al que se había llegado con el partido igualado, nivelando otra vez un mal inicio. A partir de ahí, Canadá tuvo el partido controlado a pesar de un arreón final liderado por los mejores minutos de Brizuela que nos hizo soñar y otra vez muy buenos minutos de Jaime Pradilla y Abrines. Incluso Juancho Hernangómez tuvo algunos minutos prometedores. En esa ocasión Aldama estuvo discreto y Willy sumó como siempre en ataque, pero Lorenzo volvió a naufragar (4+4, 4 pérdidas).
Al final 85-88 y para casa. La victoria que se presumía decisiva fue demasiado corta para clasificarnos. Un duro golpe.
Otro día haremos un análisis más exhaustivo, pero como conclusiones rápidas podemos decir que el equipo da para lo que da, que es llegar a los grandes campeonatos y competir algún tramo de los partidos, pero no para alcanzar grandes cotas. Lo peor es que, en esta ocasión, tampoco el esfuerzo defensivo ha sido suficiente para marcar diferencias.
Se ha abierto la brecha entre las prestaciones de los quintetos ofensivos y defensivos. No es posible tener un quinteto equilibrado, porque no tenemos un par de jugadores que aporten consistentemente en ambos lados de la cancha. Eso hace difícil competir los partidos.
La única buena noticia ha sido la solidez de Aldama en los dos primeros partidos, a pesar de que también se sufre con él en defensa. Pradilla demostró con sus minutos ante Grecia y Canadá que es un valor a tener en cuenta y ha adelantado por la derecha a Juancho Hernangómez, que junto a su hermano Willy y Lorenzo Brown, salen muy tocados de este campeonato (no deberia sorprendernos después de sus difíciles temporadas en Panathinaikos y Barcelona, saliendo ambos señalados por sus entrenadores en diferentes fases).
Por segunda vez Scariolo ha tenido un campeonato discutible en algunas decisiones. Sin embargo ha habido mucha gente que ha puesto el foco en su decisión de pedir tiempo muerto antes de los tiros libres de Shai en lugar de hacerlo después y sacar desde medio campo. Creo que en este caso acertó, porque corríamos el riesgo de que el canadiense fallara el segundo tiro libre (de forma fortuita o a propósito) y quedarnos sin opción de tiempos muertos. Quedaban alrededor de 3 segundos y había tiempo de hacer una transición rápida decente, como así fue.
El futuro se presenta oscuro, más cuando vemos el desarrollo decepcionante de nuestros jugadores jóvenes de más nombre, reflejado en el mal verano de las selecciones de formación.
Malos tiempos para la lírica.